Casi ocho meses lleva esperando el exalcalde de Alicante Luis Díaz Alperi (y sus otros tres compañeros de banquillo) la sentencia del juicio que por tres delitos fiscales y uno de cohecho se celebró en un juzgado de lo Penal de Alicante, el 6, en la pasada primavera. El mismo que mantuvo paralizado este proceso durante dos años, ocho meses y diez días para, una vez enviado a Alicante al perder el expolítico del PP el aforamiento tras su dimisión como diputado, volver a preguntar al Tribunal Superior si el asunto en realidad era suyo. Que lo era. Traigo aquí a colación el nombre del exalcalde y la sangrante situación del juzgado que dirige Eugenio Alarcón porque el exregidor es alguien conocido, pero ¿cuántos justiciables anónimos estarán en esta misma situación en un departamento que arrastra más de un millar de asuntos pendientes? No voy a cuestionar la falta de medios pero sí la de una mínima empatía con quienes están viviendo la angustia de esperar un veredicto que les puede cambiar la vida.
