Un par de días antes al de Reyes, me encontré con un amigo, Ramón, con quien intercambié pareceres sobre «el estado de su pueblo -el mismo que el de Miguel Hernández- y la gestión de nuestros desgobernantes» en la casona del marquesado de Arneva. Me aseguraba Ramón que, en lo que va de legislatura, se habían hecho muchas cosas. ¡Evidentemente es «pepero» y allegado, asegura, a quienes «tienen capacidad de decisión» -¡no sé si de gestión!- en la esquina del Pavo! Me llamó la atención que, al pedirle una relación de los logros conseguidos en los últimos tres años y medio, no me detallara ninguno; ¡o se los callaba, o los desconocía o no había nada que detallar!. ¡Ni siquiera uno, por muy pequeño que fuese, que «avalase» una posible designación como candidato a la reelección! ¡Eso sí, salió a relucir la tan controvertida remodelación de la plaza de toros y, como no, el Centro de Salud del Rabaloche!

¿Gestión para resolver las demandas de los residentes de Orihuela Costa? ¡Escasa o nula! Incluso hay quien considera que se han perjudicado a los vecinos de la franja litoral oriolana y que, por su aportación al resto del municipio -léanse plusvalías o cualquier otro tipo de impuestos- la repercusión, según ellos, brilla por su ausencia. ¿Remodelación del paseo más importante de la ciudad, Los Andenes? Muy deficiente hasta el punto de que ha tenido que ser reasfaltado varias veces y, después de «terminada y recepcionada la obra», abrir «desagües» para evitar el encharcamiento del agua de lluvia que tanto molesta a los viandantes que atraviesan cualquiera de los pasos de cebra de la Avenida de Teodomiro.

Me encantaría -¡y lo digo sinceramente, porque considero que sería positivo!- que, como sucede a nivel nacional y autonómico, se implantase, a nivel local, una especie de «debate del estado del municipio». No de la ciudad, del municipio, porque las pedanías también son Orihuela, aunque estén olvidadas de la mano del hombre, pese a que ya se sabe que el hombre propone y Dios dispone, pero si el hombre no propone poco puede hacer Dios, por mucho que nos encomendemos a la «divina providencia». Ya se sabe lo del chiste en el que «un mozo» -¡nada que ver con el último rey astur-leonés Bermudo III de León!- le pide a Dios que haga todo lo posible para que le toque la lotería, a lo que el Supremo Hacedor le respondió: ¡No vayas a creer que no quiero, porque realmente si quiero ayudarte, pero, coño, por lo menos compra el décimo!.

Y en ese repaso salieron a relucir «proyectos» como el de la rehabilitación del Palacio de Rubalcaba, si es que alguna vez hubo intención política de recuperar tan impresionante inmueble, cuyo estado viene a demostrar el pasotismo humano por la conservación del patrimonio. ¡A ver, Ramón!; ¿dime otro proyecto?. Y, como he dicho antes, hablamos del Centro de Salud del Rabaloche, el mismo al que quieren «rebautizar» con el nombre del doctor Marcelino Mellado, motivo por el que en el barrio se han «cabreao» dos, los vivos y los muertos. ¡Vamos a ver, Ramón! El Ayuntamiento de Orihuela, aunque el alcalde Bascuñana sea médico, no tiene -¡que yo sepa!- competencias en Sanidad. Y le tuve que explicar que el centro es cosa de la Generalitat, y que por ese motivo vino el otro día Quino I de Morella para inaugurarlo, aunque Emilio no desaprovechó la oportunidad y, como Mecano en la fiesta de su canción, «se coló» en la foto.

Intuí que mi amigo Ramón, «pepero» él y allegado, dice, a quienes «parecen tener capacidad de decisión, que no de gestión» en Palacio, en su loable empeño de justificar asuntos casi injustificables, se había metido en un charco del que no sabía cómo salir, porque proyectos, lo que se dice proyectos, en este pueblo se han ejecutado pocos.

Tal vez por eso, me soltó una que me dejó boquiabierto: ¡Emilio tiene entre manos un proyecto muy importante para Orihuela; la ciudad deportiva!. ¡Joder, Ramón, quedan cuatro meses de legislatura y me da que, por mucho que corra, no le va a dar tiempo para ejecutarlo, de ahí que pida una prórroga/moratoria de cuatro años para hacer lo que promete! ¡Como el algodón del anuncio de la tele, el VAR no engaña!. ¿Y Vox-Orihuela?. Su líder -coordinador que se llama- es un tal Miguel Sánchez Lidón, escritor y actor de teatro. Ha teatralizado, entre otros, a Miguel Hernández, que si levantara la cabeza y viera quien es su alter ego, se moría otra vez (¡por discrepancias políticas, claro!). ¡Pariente, me «dicen» que el «pescao pepero» está «vendío»! ¡Alea jacta est!