Cada vez quedan menos tiendas de barrio, menos ultramarinos y menos sentimiento de pertenencia. La globalización, que nos ha pasado por la izquierda. Bueno, por la derecha. En Alicante no nos quedamos atrás, pero todavía quedan reductos que merecen la pena ser defendidos. Yo siempre que quiero análisis lapidarios sobre la actualidad del Hércules me voy a mi peluquería de cabecera, nunca mejor dicho. Entre esas cuatro paredes encuentro todas las respuestas a la cantidad de preguntas que siempre desprende el ajetreado Hércules. Tu peluquero siempre tiene que ser mayor que tú, que tenga apariencia de que se va a jubilar desde que lo ves cuando eres niño. Que dé seguridad, que te convenza. Y sobre todo, siempre tendrá la razón. Más todavía sobre deporte, como le pasaba a Germán Areta en el maravilloso El Crack de Garci cuando iba a retocarse. El pasado sábado salió a colación la endémica (o pandémica) falta de gol del Hércules y se puso en entredicho la capacidad de los delanteros. «Pero Emaná trabaja y corre mucho», se atrevió a decir un feligrés. «Si quieren a uno que corra mucho, que fichen a Martín Fiz, lo que hace falta es un tío que marque goles», le respondieron ipso facto. Largo silencio. «Una de esas verdades palmarias que no se pueden ni deben discutir», me dije para mis adentros. El fútbol es mucho más sencillo que lo que tratan de explicar muchos eruditos. Al actual Hércules bien le vale la llana explicación de que le cuesta un mundo hacer un gol (ahora lleva ya más de 300 minutos sin hacerlo). Más todavía si le marcan a él primero y le toca remontar un partido porque los blanquiazules no voltean un marcador desde noviembre de 2017 y no lo hacen fuera de casa desde 2012. Por eso no es de recibo que el equipo calcara ayer la inconcebible primera parte de Son Malferit. Demasiado obstáculo que apartar en una segunda mitad que ya comenzó con 1-0, gol mediante del ex David Torres, por si fuera poco. Al mismo tiempo también marcaba José Fran con el Fuenlabrada. Es algo contra lo que no se puede luchar. Un buen caso para el personaje que inmortalizó Alfredo Landa, desde luego. El domingo llega una verdadera final contra el líder, todavía en el desdichado mes de enero. Aparecerá Alfaro y debiera hacerlo el nuevo «9» cuanto antes. Está en juego la cabellera de más de uno.