«¡Eso es to... eso es to... eeesto es todo, amigos!». Porky Pig , personaje de dibujos animados.

enos aquí tratando de acomodarnos en este recién estrenado 2019 y de acometer sin procrastinaciones injustificables los nuevos/viejos propósitos de mejora de nuestras vidas y circunstancias personales (verbigracia: dejar de fumar sin pasarse al vapeo; ir al gimnasio y, además, utilizarlo; hacer yoga durante más de una sesión; apuntarse a un curso de «mindfulness» sin reírse...) pero en realidad el verdadero cambio metafísico llegará dentro de unas semanas (el 5 de febrero, para más señas) cuando se produzca el fenómeno astrológico que realmente rige nuestras vidas, economías y avatares: el año nuevo chino. Y según el animalista horóscopo mandarín, su signo será el cerdo, que despachará así a su antecesor y todavía vigente, el perro. Hay quien no cree en estas cosas, pero para el resto apuntaré que según esa milenaria tradición zodiacal, las personas nacidas o influidas astralmente por este orondo ungulado son diligentes, compasivas, de trato fácil y ambiciosas, aunque también suelen ser confiadas y por ese motivo fáciles de engañar. Sin embargo, tienen una determinación firme: en cuanto se fijan un objetivo, dedican todas sus energías a lograrlo.

Seguro que habrá quien conjeture que traigo a colación este asunto pensando en una persona determinada. No, no es Carlos González (aunque por la última frase del párrafo anterior muchos ya lo habrán descartado). El signo zodiacal chino del alcalde es la serpiente. Tampoco es Mireia Mollà, que está todavía en su año perruno, curiosamente el mismo signo que el ciudadano Caballero. Quién lo diría, pero ya se sabe que Confucio fue el inspirador de la confusión. Sin embargo, mire usted por dónde, resulta que el cerdo sí es el ascendente astral del mismísimo líder popular, Pablo Ruz. ¿Será una premonición de que el joven profesor llegará a lomos del gorrino estelar hasta el mismísimo sillón presidencial consistorial? No adelantemos acontecimientos, porque los cerditos (incluso el valiente Babe) huyen despavoridos cuando atisban una culebra, y nada digamos si se les pone delante un can ladrador.

Pero mientras llega el cerdo, seguimos con el perro. Precisamente a cara de canis lupus han recibido vecinos y comerciantes de la zona el inicio del acondicionamiento de la corta pero insigne calle Alfonso XII para desviar por allí el tráfico cuando se peatonalice la Corredora, que se hará después de que se sepa qué va a pasar con el Mercado Central, que se sabrá cuando la Conselleria de Cultura informe si hay restos históricos relevantes que conservar, que se conocerá cuando finalicen las catas un año de estos y/o se encuentre el refugio número 3, lo que además estará supeditado a lo que diga Icomos (Sección Pirotecnia y Fuegos Fatuos) sobre la afectación de las tracas de las bodas a la tramoya aérea del Misteri, aunque antes debe emitirse un estudio sobre los frontispicios del edificio racionalista de abastos solicitado por Salvem Els Frontispicis al Colegio Oficial de Marmolistas, Estucadores, Cristaleros y Alicatadores (COMECA), documentos ambos que deberán tener en cuenta que hasta que llegó el gobierno trino y uno, la ciudad caminaba sin rumbo y a lo loco tras el desconcierto creado por el PP. Con tanto trabajo atrasado, asevera el alcalde que es complicado enderezar la derrota (ojo, término marino) de la nave. González ya ha avisado de que, igual que hay quien en ocasiones ve muertos, él vislumbra destellos de ruindad en determinadas personas y comportamientos humanos. Y más que destellos se van a ver relámpagos, rayos y hasta fuego de San Telmo a medida que se acerquen las elecciones de mayo.

Como prueba, ahí está la Triple Alianza urdida por la pérfida oposición para tratar de paralizar la única gran actuación (por el momento, ojo, que también han anunciado que van a reparar las palancas de los contenedores) que el gobierno trinitario ha logrado poner en marcha. Además de sumarse a las concentraciones de protesta contra esta obra, PP, Cs e Ilicitanos reclaman un pleno extraordinario para poner en evidencia al tripartito, que mucho pedir participación y diálogo, y luego hace las cosas sin consenso ni entre ellos (ahí tienen a JR Pareja, obligado a apechugar por lealtad institucional, aunque él no quería, oiga...).

Pero no solo en este asunto está centrado el gobierno plural y de progreso (por cierto, se cumple un año del apuntalamiento de relevancia local de la fachada del ídem: sumanos efemérides). También han pintado de azul marino la sala de la torre del Homenaje que albergará la Dama en su eventual tercer regreso a la ciudad, para el que no hay ni confirmación ni, por supuesto, fecha. Es como cuando una pareja comienza a preparar la habitación del bebé antes de confirmarse el embarazo. Y mientras la sesuda comisión bilateral Ayuntamiento-Generalitat sigue debatiendo sobre si van mejor los tonos pastel o los violeta pálidos para la sala general del MAHE, va el Museo Íbero de Jaén, construido por la Junta de Andalucía e inaugurado hace un año por Felipe VI, y se mete en la red nacional de museos, lo que significa que el Estado se hará cargo del 50% de los gastos de mantenimiento (la otra mitad la asume la Junta, por supuesto) y que sus todavía semivacías salas se llenarán con piezas no solo de toda Andalucía, sino también del Museo Arqueológico Nacional, puesto que en la práctica, el centro jienense se convierte en subsede íbera del MAN. ¿A qué me suena esto de la subsede íbera del MAN? Y si van a la página web del centro encontrarán esta elocuente presentación: «El Museo Íbero de Jaén es el único en el mundo dedicado al pueblo íbero, su cultura y sus señas de identidad». No sé qué le habremos hecho a los jienenses: nos birlan el legado hernandiano y ahora se apropian también de nuestro acervo cultural más ancestral. Y cuidadín, porque en otro adelantamiento por la derecha, se va nuestra Dama también para allá mientras aquí siguen dándole a la brocha. ¿Serán esos los destellos de ruindad a que se refería el alcalde? Atentos al cerdito.