Quede claro. El termómetro que mide el ánimo del PP en la Comunidad no ha subido de temperatura gracias a su resultado en Andalucía. Para nada. Al PP se le aparecieron los ultras de Vox. Ese es el motivo. Ya tienen un tercer socio que les concede ahora una opción de cuadrar mayorías en las próximas elecciones municipales y autonómicas. El acto que el PP celebró ayer en València para presentar a sus principales candidatos para esos comicios fue una muestra de que se han venido arriba. Y cuando eso ocurre, aflora la incoherencia. Isabel Bonig habló de «arrasar» y demonizó a los «tripartitos». Luis Barcala alardeó de negarle ayudas a entidades que, dice, son de extrema izquierda como Escola Valenciana. Ojo al dato. Bonig no arrasará. Ni de lejos. Y si gobierna, casi seguro será «a tres bandas» con los ultras. Supongo, como se desprende de su discurso, que Barcala tampoco sumaría el apoyo de ediles de extrema derecha. Y llegado el caso, ya les digo, los aceptará. Para que lo sepan.
