El próximo día 13 de enero tendrá lugar en la Sociedad Cultural Casino de Torrevieja unas nuevas elecciones. Sin ninguna duda, serán las más tristemente célebres de su larga historia debido al agrio enfrentamiento que se está produciendo desde hace unos años en dicha entidad.

El Casino, nuestro casino, no puede ser noticia ni servir de plataforma de nada ni de nadie que no sea un artista y su obra. Como socio y exvocal de la entidad quiero poner voz tanto a mi padre, Tomás Martínez, como a tantos otros que tanto trabajaron para que los torrevejenses nos sintiéramos orgullosos de nuestro Casino Cultural. Aunque tristemente ya no pueden opinar.

Hace unos meses tomé la mala decisión de acudir a una asamblea. Allí vi como vecinos de toda la vida levantaban el tono de voz y usaban palabras y frases cercanas al insulto -en un lugar destinado a la cultura-. No pude ni quise ver cómo terminaba el asunto ya que avergonzado, a mitad de sesión, me marché triste por el espectáculo y un poco alegre de saber que mi padre no podía ver semejante «ópera». Ambas sensaciones fueron muy amargas.

En nombre de esas personas que ya no están entre nosotros, pero que siguen vivas dentro del Casino y de nuestros corazones, pido por favor a los contendientes, y a los socios que los respaldan, que sea cual sea el resultado que arrojen las urnas el próximo día 13 de enero, que cambien el rumbo de la situación, que se acerquen y limen las asperezas; espero que todas y cada una de ellas. Y, además, que se tomen el tiempo que sea necesario y cedan todo lo que haga falta, para que el enfrentamiento jamás vuelva a ser inquilino de honor en el edificio más antiguo y emblemático de nuestra ciudad.

El Casino Cultural es un lugar para escuchar música, disfrutar de interesantes conferencias, admirar el arte de las pinturas allí expuestas. Nuestro casino no puede ser más tiempo un espacio para el desencuentro o el enfrentamiento porque es un lugar de belleza y convivencia.

Sin paz, no hay cultura .