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Manolo Alarcón

El WhatsApp y la cocaína

La Dirección General de Tráfico (DGT) va a llevar al Congreso de los Diputados la aprobación de una modificación de la Ley de Tráfico con la cual pretende equiparar la sanción que recibe un conductor por usar su teléfono al volante con negarse a hacer la prueba de alcoholemia, superar un 50% el límite de velocidad, llevar inhibidores de radar o ir bebido o drogado. Y esta no es la única propuesta de endurecimiento que llega desde la DGT, pero que responde a una realidad: casi todo el mundo utiliza el móvil mientras conduce, y aquí también incluyo a los que nos tienen que sancionar. Por simplificar este asunto, para la DGT tan peligroso y adictivo es WhatsApp que, por ejemplo, la cocaína. Y no le falta razón. En estos momentos, utilizar el móvil al volante conlleva una sanción de dos puntos y 200 euros que pasará -según el anteproyecto- a seis y 500, como el resto de infracciones antes relatadas. ¿Servirá para algo? Esperemos, aunque la mayoría somos animales de costumbre que sólo aprendemos a base de palos (léase que te toquen el bolsillo y te quiten el carné) y, a veces, ni así. Sólo hay que ver el número de infractores reincidentes al volante que se lamentan con la frase: «me han vuelto a cazar» cuando les vuelven a pillar en un tono como casi alardearan de ello. La tecnología nos ha entrado en vena tanto o más que la droga a muchos y la adicción nos llevará a decirle al policía o el guardia civil de turno eso de: «Si ha sido sólo un momento», a modo de quejío mientras le vemos garabatear la sanción sobre el libro de multas. En un país algo más civilizado, y me refiero a educación y formación, probablemente no haría falta endurecer las sanciones para reducir la cifra de fallecidos (1.180 muertes en carreteras interestatales en 2018), pero en España somos así y no cambiaremos mientras el civismo no nos lo inculquen desde muy niños y lo veamos reflejado en la propia sociedad, que sepamos diferenciar lo que está mal de lo que parece mal pero todo el mundo hace. El endurecimiento de sanciones servirá para reducir en parte la siniestralidad y lo veremos en poco tiempo de la mano de la DGT, que no tardará en airear los datos que demostrarán, una vez más, nuestra inmadurez como ciudadanos para aceptar que al volante ni alcohol ni drogas, pero tampoco el móvil.

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