Con la llegada del año nuevo se ha iniciado la recta final hasta las próximas elecciones municipales: en poco más de cuatro meses, el 26 de mayo, se votará para ayuntamientos, gran parte de las comunidades autónomas y al Parlamento Europeo y, tal vez, para el Gobierno de España.

Las elecciones en Andalucía han vuelto a demostrar la poca fiabilidad de los sondeos así como la sorpresiva aparición de fuerzas de extrema derecha, como VOX, con un apoyo popular importante y muy a tener en cuenta.

Su fuerte irrupción, unido a otros factores que han afectado a todos, es lo que ha permitido cambiar al gobierno socialista andaluz, que parecía que iba a durar toda la vida. Es una realidad política que, probablemente, ha llegado para quedarse y que sume en el desconcierto a fuerzas de izquierda que pensaban que tenían asegurada la reelección sin mayores contratiempos. Por ello haría bien el Consell del Botánic en no confiarse ya que, visto Andalucía, todo puede pasar. Si VOX entra en Les Corts y Ciudadanos crece, como algunas encuestas dicen, aun bajando el PP, cosa probable, su futuro se podría complicar, máxime si, como dicen algunos sondeos, tanto Podemos como Compromís pierden o se estancan en su representación y, encima, en el PSOE «el efecto Sánchez» se va diluyendo.

En el caso de nuestro municipio, Elx, lo de no confiarse el actual equipo de gobierno sería innecesario decirlo. Aunque en 2015 se recuperó la Alcaldía, ya se hizo sin mayoría de izquierdas y, prácticamente durante todo el mandato se ha gobernado en minoría y a expensas de Ciudadanos en muchos casos. Lo que ha ocurrido con el Presupuesto de 2019, que no se ha aprobado ya que no consiguieron convencer a los «naranja» de que hicieran lo que venían haciendo, y el no haberse molestado mucho para conseguir los votos de Ilicitanos por Elche, que son quienes permitieron ganar la Alcaldía al PSOE, es un problema añadido a una gestión manifiestamente mejorable.

Que Elx está ahora mejor que en 2015 es evidente y es positivo. Pero esa comparación puede ser engañosa. No era difícil mejorar la gestión del PP en el Ayuntamiento. La mejor prueba es que si después de 32 años de Alcaldías del PSOE, cuando llega el PP sólo está cuatro años, es señal de que algo pasó con las políticas que se hicieron para que la población evitara su continuidad.

Y es que, aunque el tripartito ha mejorado diversas cuestiones, también es cierto que en otras y muy importantes para la ciudad, hay una sensación de decepción por falta de una política más clara y decidida ante problemas que había que resolver, que no eran sencillos, pero sí urgentes y que eran un compromiso en sus respectivos programas electorales y requerían de una mayor dedicación y valentía.

El tema del Mercado Central ha sido el ejemplo perfecto de esa política contradictoria con los programas electorales: La situación, hoy, es peor que en 2015, basta darse una vuelta por allí. Faltó decisión y sobraron miedos e inhibiciones aquí y en Consellería. La lucha contra el proyecto ha sido más eficaz desde colectivos ciudadanos, con todas las dificultades, que la del propio Ayuntamiento. También el tema de la Corredora es otra de las decisiones importantes que se han incumplido. Desde el principio de la legislatura se debió plantear e intentar consensuar un proyecto y, después, llevar a cabo la peatonalización. Dejar pasar los años y, a última hora y deprisa y corriendo querer hacer algo, fue frustrante y ahí está el resultado. Ni siquiera se ha hecho un nuevo PGOU a pesar de que el actual tiene más de 20 años. Tampoco se ha conseguido tener una nueva Ley del Palmeral que mejore la actual. Y eso sólo por citar algunas cuestiones importantes de las muchas pendientes.

Y, para colmo, tampoco se han facilitado mucho las cosas desde València. Cuando, después de 20 años de gobiernos del PP cambió el Consell, se esperaba que Elx empezara a recuperar las inversiones que se nos habían ninguneado en esos años. El fracaso en la eliminación de barracones escolares y la no construcción de nuevos centros escolares, sanitarios y dotacionales necesarios en barrios y pedanías es difícil de justificar. Es extraño que políticos del PSOE y Compromís, tan contrastados como los que dirigen el equipo de gobierno y conocedores de la importancia de que el Consell invierta en el municipio, no hayan conseguido implicar más a la Generalitat en ese objetivo lo que, por otra parte, cuestiona la importancia que se le da a Elx desde València.

En todo caso se inicia un año 2019 muy electoral, en el que gobierno y oposición deben justificar lo que han hecho y dejado de hacer, y todos los que quieran estar ahí decir a qué se comprometen y que sea de verdad, si es posible.