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Diccionario para unas autonómicas muy nacionales

ABSTENCIÓN. Se atribuye a una intensa desmovilización de la izquierda, tras 40 años de gobiernos socialistas, preautonomía incluida. El perfil de Susana Díaz, una dirigente de aparato que, ya desde sus inicios en las Juventudes Socialistas, ha hecho toda su carrera en secretarías de Organización, no ha contribuido a disipar la apatía. Frases que la caracterizan, como "el PSOE es mucho PSOE" o "me presento a estas elecciones con mucha ilusión", son poco indicadas para esperanzar al electorado.

BARCELONA. La crisis catalana ha desempeñado un papel importante en los resultados: reafirmación del nacionalismo español en una región cuyas señas de identidad coinciden con las que, de un modo simplificador, se atribuyen a una España que es muy diversa; familiares de emigrados a Cataluña ofendidos por los destellos supremacistas del secesionismo; rechazo al PSOE por su apertura al diálogo con los independentistas.

CORRUPCIÓN. Susana Díaz ganó las elecciones de 2015 pese a que los escándalos de corrupción ya cercaban al PSOE. Fue un éxito, porque en 2012 el PP de Javier Arenas había sido la primera fuerza política, desbancada luego por una coalición PSOE-IU. Sin embargo, aunque el escándalo de los ERE ya estaba en su apogeo, los expresidentes andaluces Chaves y Griñán aún no se habían sentado en el banquillo. Cuarenta años de gobierno generan simas de corrupción. Sólo el arraigado clientelismo andaluz ha evitado que la catástrofe del domingo llegase varios años antes.

DESAPARICIÓN. La del último feudo ininterrumpido de la democracia. Hasta la Galicia del PP tuvo paréntesis socialistas (1987-90 y 2005-09) y un arranque preautonómico en manos de UCD. La caída del PSOE andaluz, en el poder regional desde 1978, no puede desligarse, por otra parte, pese a sus innegables causas intrínsecas, del hundimiento de la socialdemocracia en toda Europa.

EFECTO TEZANOS. Las discutidas cocinas del responsable del CIS se han estrellado en el muro andaluz. La atribución de un solo escaño a Vox es la estruendosa guinda de un patinazo total que no previó el hundimiento del PSOE, igualó a PP y Cs, y tampoco atisbó el retroceso de la coalición Podemos-IU. El corolario es que el discutido "efecto Sánchez" queda ya muy seriamente en entredicho.

FRACASO HISTÓRICO. El del PSOE andaluz que, en 40 años, no ha conseguido la transformación de Andalucía y la ha mantenido como una región subsidiada con la que establecía una relación clientelar propia del más decimonónico caciquismo.

GANADOR. Con el PSOE hundido y la derecha dividida, los innegables triunfadores del 2-D son los ultraderechistas de Vox, apoyados por casi el 11% de los votantes. Desde el domingo el escenario político español, nacionalistas vascos y catalanes al margen, tiene cinco actores.

HUIDA HACIA ADELANTE. La que no puede seguir practicando el Gobierno socialista, al que las elecciones del domingo obligan a pensar muy seriamente sus siguientes pasos.

INMIGRACIÓN. Un fenómeno social, con raíces geográficas e históricas claras, que en la UE se ha convertido en un problema político creciente ("Brexit", Italia, Hungría, Polonia) por la desconcertante incapacidad comunitaria para gestionarlo. Esta inoperancia contribuye de modo muy poderoso al debilitamiento progresivo de la Unión y ha convertido a los inmigrantes en el chivo expiatorio de la actual crisis, en particular desde que se entronizaron las políticas de austeridad extrema.

JUICIO. El que hay que afinar para discernir en qué porcentajes Vox se ha nutrido el domingo de xenofobia, de españolismo anticalán, de hartazgo ante la corrupción, de antifeminismo, de homofobia o de mera rabia antisistema.

KILOS. Los de alegría que debería respirar Ciudadanos por contar con una figura política como Inés Arrimadas. Les ha dado la victoria en Cataluña y un espectacular ascenso en Andalucía que ni Albert Rivera ni el candidato regional, Juan Marín, habrían conseguido sin sus condiciones de inagotable fajadora. Eso sí, la actuación de la jerezana como líderesa opositora en Cataluña peca de escasa audacia táctica.

LUCHA A MUERTE. La que se avizora en el seno de la derecha española, porque, pese a todo, el PP sigue bajando, Ciudadanos sigue subiendo y ambos se necesitan. La negociación del próximo Gobierno en Andalucía, que, de momento, cuenta con un candidato popular y otro naranja a la investidura, dará muchas pistas sobre el futuro de la pugna.

MIOPÍA. La de todos los dirigentes socialistas que no han visto la desmovilización de sus electores, pese a las advertencias que les llegaban desde las agrupaciones locales.

NORMALIZACIÓN. La entrada de Vox en el Parlamento andaluz desmonta el mito de que en España, a diferencia del resto de Europa, no había sitio para la ultraderecha fuera del PP.

Ñ DE LEÑAZO. El que le ha evitado el hundimiento del PSOE a Pablo Casado, que, a todas luces, se equivocó al intentar arrebatarle su discurso a Vox. ¿Hay que seguir recordando que el elector prefiere el original a la fotocopia?

OPOSICIÓN OPORTUNA. La que le hizo Susana Díaz a Sánchez en las primarias socialistas, que ahora utiliza la dirección del partido gobernante para justificar la derrota en Andalucía. El argumento fue utilizado ayer por Óscar Puente, portavoz de la Ejecutiva del PSOE. El "número tres", José Luis Ábalos, ha sugerido incluso que Díaz debe dejar la dirección socialista andaluza.

PRESIÓN. La que, con 84 escaños, sin Presupuestos para 2019 y con la múltiple cita electoral de mayo a la vista, va a soportar Sánchez para que adelante las elecciones. Sin embargo, la derrota andaluza hace pensar que el Presidente querrá ganar tiempo por lo que la convocatoria en otoño cobra cada vez más fuerza. No obstante, la única certeza es que el líder socialista resulta imprevisible.

QUIMERA. La victoria que le auguraban las encuestas al PSOE andaluz, que movió a Susana Díaz a adelantar las elecciones autonómicas para distanciarlas de la cita de mayo y de cualquier movimiento inesperado de Sánchez.

REBASAR. Lo que, desde su irrupción en el panorama nacional en 2015, no consiguen hacer ni Ciudadanos ni Podemos con el PP y el PSOE. Sus trayectorias, sin embargo, no son idénticas, ya que Podemos parece perder presión en cada cita, por sus querellas internas y por su ambigüedad en la crisis catalana, mientras que Ciudadanos ha aprovechado esta última para remontar con fuerza.

SORPRESA. La que se ha llevado Pedro Sánchez, quien sin duda está revisando toda su estrategia ante unos resultados que no se esperaba en absoluto. Todo indica que el PSOE esperaba que Andalucía fuera la primera concreción autonómica del nuevo pacto con Podemos, iniciado con la moción de censura y prolongado con los Presupuestos de 2019. "El tren de las victorias socialistas tiene su primera parada en Andalucía y la segunda, en las municipales y autonómicas de mayo", dijo Sánchez en campaña.

TENTACIÓN. La que sienten muchos políticos, con Susana Díaz y Pablo Iglesias a la cabeza, de disparar todos sus cartuchos contra Vox, en lugar de reflexionar sobre los numerosos errores propios.

ULTRADERECHISTA. Adjetivo que, inexplicablemente, algunas personas intentan que no se aplique a Vox bajo ningún concepto. Se suele incidir en que son un partido legal para disuadir del empleo del término.

VOX. Partido que mejor representa ahora mismo a la ultraderecha en España. Su líder, Santiago Abascal, recibió su bautismo internacional en enero de 2017 en la cumbre de líderes ultraderechistas "Libertad para Europa", donde se sentó junto a Le Pen, Salvini, la alemana Petry o el holandés Wilders. El domingo su primera felicitación le llegó de Marine Le Pen. Su programa de 144 puntos contiene numerosas ideas idénticas a las de los ultraderechistas europeos, con añadidos de Trump y el brasileño Bolsonaro. Identidad nacional, euroescepticismo y rechazo del multiculturalismo y de la inmigración islámica son sus ejes, a los que se añade la voluntad de suprimir el estado de las autonomías.

XENOFOBIA. Elemento vertebrador de toda comunidad nacional. Aunque las naciones suelen intentar ocultarla en sus sótanos, sale a plena luz en todos los momentos de crisis. No hay naciones no xenofóbicas, es un imposible antropológico. El odio al inmigrante, visto como invasor al que hay que expulsar de un territorio que se considera propio, es su máximo exponente.

YERRO. El del líder de IU, Alberto Garzón, al haber impuesto la plena subordinación a Podemos. No funcionó en las generales de junio de 2016 y tampoco este domingo. IU ha perdido su presencia en el panorama político, se ha desgarrado y muchos de sus votantes no se sienten representados en las papeletas de Podemos.

ZASCA. Voluntad de golpear al sistema que explica los trasvases de votos, probablemente más frecuentes de lo que se piensa, desde la izquierda podémica a Vox.

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