Así es como suelen llamar al Sergio Ramos despectivamente. El de Camas es sin duda el mejor central de la historia de nuestro fútbol y uno de los mejores de la del mundo, y eso que comenzó su carrera como lateral derecho, brillando en otra de sus múltiples virtudes como es la versatilidad. Sus datos, sus títulos y su larga trayectoria en la cúspide del balompié, en la élite, le avalan. Su comparación con el gran Beckenbauer, además de errónea, es propia de quienes intentan desprestigiar una carrera inigualable, al tiempo que de tácticas y posicionamiento andan escasos de información.

El genio alemán, más que defensa central, jugó sus años más brillantes como «líbero» constructor, variando el concepto del vocablo líbero que los italianos en los sesenta instituyeran en su versión ultra defensiva: el llamado «catenaccio».

Beckenbauer fue un adelantado, realizando como nadie la labor que hoy en día suelen hacer los mediocentros, incorporándose al ataque y construyendo el juego desde atrás. Ramos, entre sus cualidades ofensivas, tiene la de brillante cabeceador a balón parado, destacando también con sus pases en diagonal de más de cuarenta metros, incluso en ocasiones sacando el balón jugado desde la defensa.

Cuando se encuentra en la madurez de su carrera, el madridista lleva un tiempo sufriendo una persecución a nivel internacional, apoyada cainitamente por algunos medios españoles. Se le acusa de jugador violento tras jugadas fortuitas con rivales que en ocasiones quedaron lesionados. La más reciente, con el egipcio Salah en la final de la Champions, en la que el entrenador Klopp descargó sus frustraciones acusando al español de entrar con mala fe.

Pero el camero silencia estas falsas especulaciones con sus estraestosféricos datos en su inigualable carrera en el Real Madrid o en el combinado de España. Acaba de llegar al centenar de goles, cifra que algún delantero firmaría. Lleva camino de superar las 167 internacionalidades de Casillas, está a tan solo seis. Veinticuatro títulos de alto nivel adornan su currículum, entre los que destacan dos Eurocopas y un Mundial con España, y 4 Ligas, 4 Champions y otros tantos Mundiales de Clubes con el Madrid.

Habiendo sido nominado en multitud de ocasiones para el Balón de Oro y otros galardones similares, otras tantas veces como el mejor defensa a nivel mundial, incluido en las alineaciones ideales de temporadas y competiciones nacionales e internacionales, este «Ramosbauer» es un orgullo y un referente de nuestro fútbol.