En estas fechas se exaltan por antonomasia la amistad y los buenos deseos hacia los demás, como si hubiéramos sido tocados por la varita de algún hada de dibujos animados que nos impeliera a la cursilería sin que lo pudiéramos evitar. Recibimos sorprendentemente mensajes de gente con la que ni nos hemos cruzado la palabra a lo largo de todo el año. La mayoría de las personas creen en estas fechas más que nunca en lo del «To er mundo é güeno», como diría el añorado Manuel Summers. Y esto es al propio tiempo lo peor de estas fechas, la añoranza de los que ya no están entre nosotros, los familiares, los amigos. Por este motivo, con los años, el sabor de las Navidades tan dulce en la infancia se nos va agriando un poco en la boca, y nos brotan las lágrimas sin querer al escuchar a los niños de San Ildefonso cantando la lotería del Gordo, niños a quien alguien puso precisamente este año los complementos en amarillo, lo que no creo que haya sido por casualidad. Qué pesadísimos son algunos con la propaganda.

Perdonen, pero me sale el Grinch que casi todos llevamos dentro a la menor ocasión, y es que también hay quienes odian las Navidades y todo lo que comportan. Muchas personas no quieren tener que celebrar porque sí, ni juntarse con la familia, y mucho menos porque lo mande el calendario. Y hay quienes ideológicamente están en contra del consumismo atroz que comportan estas fiestas, de los regalos sin sentido en beneficio de los que venden, el derroche y el olvido de los desheredados que no pertenecen al círculo de la fortuna, de los que carecen de lo más esencial que llevarse a la boca, mientras otros andamos tirando comida y quejándonos de lo que engordan nuestras panzas por habernos pasado de engullir. Y es que las diferencias entre unos y otros se acusan todavía más que nunca en estos días.

Viendo el panorama, los mejores deseos que me brotan en estos días van dirigidos a todas las personas, pido la paz en el Mundo, el reparto justo de los recursos y alimentos para todos. Y en cuanto a España deseo que mejore la gestión de nuestros gobiernos y que se centren más en trabajar en las necesidades más acuciantes de la población en lugar de en sus propios intereses, que se solucione pacífica y eficazmente el conflicto en Cataluña y que vivamos en armonía y con respeto. Feliz 2019 a todos.