Con motivo de los horrorosos crímenes recientes nos podemos preguntar ¿existe el criminal nato?, es decir, el que ya nace con el impulso de cometer delitos violentos. El criminólogo italiano Lombroso, a finales del siglo XIX, afirmaba la existencia de personas determinadas a cometer delitos por causas hereditarias. Y los definía como «ser atávico, de fondo epiléptico, semejante al loco moral». En el criminal nato debemos distinguir tres elementos: el genético (atavismo), el biológico (fondo epiléptico) y el psicológico (loco moral), según predomine uno u otro elemento, aparecen los diferentes tipos de criminales.

Elemento genético. El atavismo significa que, en la evolución humana, ciertos individuos sufren por error un retroceso que les retrotrae al salvajismo y tienen tendencias feroces de animales inferiores. Por su naturaleza, estos individuos pertenecen a un tipo físico característico, identificable por caracteres tales como la frente huida, una gran mandíbula, exceso de pilosidad en el cuerpo, asimetrías en rostro y cráneo, orejas grandes y brazos más largos de lo habitual. Actualmente no está probado este retroceso genético, pero sí existe el llamado síndrome del superhombre o supermacho. El cromosoma del hombre es XY a diferencia de la mujer que es el XX; pues bien, por un trastorno genético aparece un cromosoma Y extra, produciendo el cariotipo 47,XYY. Estas personas tienen ciertas características físicas como ser varios centímetros más altos que sus padres y hermanos, además de que acostumbran a tener las extremidades bastante más largas en proporción a su cuerpo. Y cierta deficiencia intelectual, problemas médicos, pero no son especialmente agresivos.

El elemento biológico. El fondo epiléptico no se refiere a la enfermedad, sino a una composición neuro nerviosa de gran impulsividad, violencia incontrolada de destrucción y con tendencia al suicidio. Actualmente se considera que el aumento del nivel de la hormona masculina, la testosterona, puede producir un profundo efecto en los circuitos cerebrales implicados en el procesamiento de las amenazas y la agresividad humana. Conocí a una mujer que se transmutó a hombre y se casó con su novia, antes incluso de que se aprobara el matrimonio de personas del mismo sexo. Pasado algún tiempo me enteré de que había sido condenado por malos tratos a su mujer, y el médico forense me informó que al inyectarse la hormona testosterona se había vuelto más agresivo.

El elemento psicológico. Se refiere al loco moral o que desconoce la bondad o maldad de sus actos, no siente empatía por ningún ser, ni tiene ningún remordimiento, son personas antipáticas, poco sociales, bastante excitables y crueles. Cada vez más se destaca el elemento psicológico, por ejemplo, en la teoría del psicoanálisis de Freud. Tenemos un componente psíquico llamado ello que es la tendencia al placer y la reproducción, sin medir las consecuencias, propio de animales inferiores como los reptiles. Otro componente psicológico es el yo, el de la racionalidad, el que mide las consecuencias y no se entrega directamente al placer, sino que modera al ello para sobrevivir correctamente, y por último está el súper yo, que es el elemento ideológico, moral de lo social que hemos recibido de la educación y las costumbres. Pues bien, cuando el súper yo y el yo no pueden contener a lo más profundo del ello, aparece el delincuente violento y amoral.

Actualmente estas explicaciones causales de la criminalidad individual se consideran exageradas e insuficientes, y hoy predomina el estudio de los mecanismos sociales de la criminalización y, más recientemente, por el estudio sociológico del delito en lo que se llama una «sociedad de exclusión», caracterizada por la exclusión del mercado de trabajo, la exclusión social y las siempre expansivas actividades excluyentes del sistema de justicia criminal, como las prisiones. Así, en el estudio criminológico de la delincuencia juvenil, se ha observado que un joven que a partir de los 12 años no va a la escuela, vive en barrios marginales, de familia desestructurada y formando parte de pandillas, tiene todas las probabilidades de convertirse en delincuente.

De todas formas, estas explicaciones sociológicas que suponen una visión crítica de la sociedad, superiores al paradigma causal individual, son insuficientes ante casos de crímenes horrorosos y en serie, cuyos autores no han tenido ninguna clase de exclusión social, y donde aparecen con más claridad los elementos del delincuente nato: el genético, biológico y psicológico que hemos analizado.