Imagínense a aquel personaje conocido como «el pregonero», ese «funcionario» que andaba de calle en calle en cada pueblo de España voceando lo dispuesto por «la autoridad competente», casi siempre el alcalde, o lo aprobado en plenos y comisiones municipales permanentes -hoy juntas de gobierno local- para gestionar mejor los intereses de los administrados, aunque buena parte de lo que se hacía en un pueblo obedecía a lo que, en reuniones informales, decían el maestro, el cura o el cabo de la Guardia Civil, que mandaban tanto, o más, que los representantes del pueblo (recuérdese la serie «Crónicas de un pueblo», de Antonio Mercero). El buen mozo, a quien se le retrataba con boina calada hasta las cejas y trompetilla anunciadora, siempre tenía el mismo encabezamiento para anunciar lo que el pueblo llano debía conocer: «¡Se hace sabeeer...!». El hombre soltaba su retahíla y a otra cosa mariposa, casi siempre a tomar un chato de vino en el bar, pero sin pagar, ¡que para eso era el «vocero» oficial!

Pue, «¡se hace sabeeer!» que al PP oriolano se las están poniendo como a Felipe II, a quien le mandaban las mejores doncellas de la villa y corte para aliviarse con ellas, que para eso era el rey, o -no sé si sería una leyenda urbana- al general Franco, que, cuando iba de caza o pesca, siempre conseguía las mejores piezas, ante «el asombro» de los compañeros de montería o pesquera. ¡Pues sí, al PP oriolano se las están poniendo de cara -con permiso de los Ciudadanos de Joaninasi, que todavía no han dicho ni mu-, ya que, el principal partido de la oposición en el palacete del Marquesado de Arneva, el PSOE, está más roto que la iglesia del pueblo viejo de Belchite -tremenda batalla la que se libró allí durante la Guerra Civil- o que el Partenón, con «toas» las piedras por el suelo! Con todo, lo que pasa es que el PP «olezano» tampoco está «pa» tirar cohetes, ni confetis y serpentinas, ni siquiera para usar los «matasuegras» que sobrarán en el cotillón de Nochevieja.

Resulta que, según mis gargantas profundas -que son muchas y generalmente bien informadas- en el PSOE oriolano las aguas no bajan tranquilas. Y todo porque, para el último «arreón» de la legislatura, a la jefa, Carolina Gracia -que, al más puro estilo «Damáso», utilizó toda la artillería familiar para acceder al cargo- se le ha «ocurrio» una de «Pepe el guarro». A la muchacha, «no sé si para rodearse de los suyos» a falta de cinco meses para la próxima cita electoral, le ha «dao por dinamitar su grupo municipal» y que renuncien unos cuantos con la intención de que corra la lista hasta llegar a Emilio -el «sosiata» no el «pepero»- Zaplana, pero éste, para aceptar, pidió un sueldo similar al que percibe como funcionario, unos 1.500 napos. Lo que pasa es que, como el grupo no tiene perras para satisfacer la petición de Emilito, a «Caroline Grace» se le ha «ocurrio» que otra concejala, Carmen Gutiérrez, deje de cobrar para pagarle al cultureta, que, por cierto, «es secretario provincial de Igualdad», cargo que deja a los pies de los caballos cuando, para aceptar, pone como condición que una compañera no cobre para llevárselas él. ¿Igualdad?; ¡y una mierda! ¡La solución ha sido casi salomónica! La Gutiérrez cobrará 500 euros mensuales y Emilín lo que pedía, decisión que se adoptó el mismo día en el que el Consejo de Ministros aprobó subir el salario mínimo interprofesional, al que no llegará Carmen. ¡Con un par de cojones! Mis «bocachanclas» me aseguran que habrá dimisiones, en fecha por determinar, en el grupo municipal, las de Antonio Zapata y la de la propia Carmen Gutiérrez, por ejemplo. De todas formas, aunque nadie dimitiera, los socialistas oriolanos quedarán más tocaos que las maracas de Antonio Machín de cara a las municipales, hasta el punto de que «la cúpula habla de cargarse a Carolina si no gana las elecciones», ¡cosa que tiene más negro que el sobaco de un mono! ¡Los «sosiatas» la van a liar parda!

En el PP tampoco se sabe quién será el candidato. ¡Hay hasta cuatro, y ya se sabe que a río revuelto ganancia de pescadores! En algunos foros aseguran que Madrid apoya a Bascuñana; en València ha aparecido un tal Pepe Vegara, ¡je, je, je, je! Se habla de Paco Sáez Sironi y, como no, del presi Dámaso Aparicio, sin descartar que finalmente el aspirante «pepero» al sillón sea una mujer y en ese caso la tapada sería Sofía Álvarez, actual concejala de Turismo. «¡Tititiiiiiiii; por orden del señor alcalde, se hace sabeeer...!».