La muerte de la prusiana Ana María Rodha Erdmann, a los sesenta y cinco años, víctima de un nazismo impío que había expulsado a la profesora de la Universidad de Berlín, en agosto de 1935, por su calidad de mujer y feminista, ignorando su capacidad intelectual y trabajos científicos, produjo en Francisco Mas y Magro un profundo dolor.

Ana María era la razón que permitía a Mas y Magro acceder, como científico español, a la élite de la investigación médica mundial. La profesora Rhoda Erdmann, con su austero carácter prusiano, conectó plenamente con el carácter alegre de aquel «curioso» citopatólogo de la no menos «curiosa» España, -ese territorio del sur, de pandereta y castañuelas-.

Pero, ¿quién fue Mas y Magro?

Es posible que en la provincia que le vio nacer, Alicante, aún exista quien se haga esta pregunta. Como curiosa fue la llamada que, quien esto escribe, recibiera de un profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad alicantina. ¿Puede venir a mi despacho? Por supuesto, señor profesor. Y allí, me confesara su emoción y sorpresa, al comprobar que en uno de los congresos europeos de medicina al que había asistido, el nombre de Mas y Magro acaparara más del cincuenta por ciento de los trabajos científicos de la Europa de los cincuenta primeros años del pasado siglo. Y€ ¿usted es familia del científico? Sí, su nieto.

El hecho de que Mas y Magro profesara un inmenso amor a su tierra chica, a Crevillent, a Alicante, ¿fue la causa de que tan insigne científico, reconocido en toda Europa, admirado en ambos conos de América, con publicaciones en revistas de alto reconocimiento científico de París, Berna, Berlín, Viena, Milán, Nápoles, Argel, Buenos Aires, La Habana, Lisboa, haya pasado «de puntillas», prácticamente desconocido en su propio país?

El hecho de que la epidemia de meningitis meningocócica de 1900 fuera detenida en la frontera de Portugal, gracias a uno de sus estudios -que hizo saltar la alarma-; el hecho de que desde las universidades de la convulsa Europa, apoyaran sus estudios solicitando reiteradamente con mucho interés datos de sus trabajos sobre la citología de la tuberculosis humana; el hecho de haber descrito y publicado en 1918, los primeros estudios en el mundo sobre alergia celular, los mismos que llevarían a Landsteiner a conseguir el Premio Nobel meses después; el hecho de ser pionero en los estudios sobre la sangre; el hecho de descubrir una de las causas de la leucemia humana, la causa viral, confirmada décadas después por otros investigadores norteamericanos; el detalle de que sus trabajos científicos se fueran publicando, número a número, en los Archivos de Medicina Experimental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, hasta tres años después de su muerte, nada de lo citado ha sido causa de que Mas y Magro sea reconocido más allá de su pueblo.

Crevillent y Alicante siempre han manifestado su devoción por el ilustre médico. El Hospital del Vinalopó luce como apellido su nombre «Doctor Mas Magro»; la Facultad de Medicina de la Miguel Hernández ha reconocido públicamente sus méritos. Alguna plaza y calle en Alicante y pueblos de nuestro entorno.

Hoy se cumplen sesenta años de su muerte. En la historia quedó su trabajo: sus casi quinientos estudios publicados; sus tres premios Roel, del Instituto Médico Valenciano; su Premio Couder, de la Real Academia de Medicina de España; su propuesta al Premio Nobel de Medicina en 1953.

Honor al ilustre científico español.