Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis M. Alonso

Bloques para armar

Cuantos más alrededor de una tarta, más difícil resulta entenderse

La partitocracia nacional ha mudado del bipartidismo a los bloques, pero estos no se levantan de la noche a la mañana para facilitar la gobernabilidad. Por el contrario encierran una carga de recelo entre quienes, por razones de necesidad, aspiran a forman parte de ellos. Las mayorías se han resquebrajado sin que suponga, en cambio, una ventaja para los intereses de los ciudadanos, debido al frentismo y a la proverbial falta de diálogo entre los políticos españoles.

Cuantos más alrededor de la tarta, más complicado resulta entenderse. En Andalucía lo que simulaba un camino más o menos trillado para el entendimiento del centroderecha, en unas circunstancias insólitas después de casi cuarenta años de hegemonía socialista, Vox, que en un principio representó la solución, podría convertirse en el principal escollo de las conversaciones que mantienen PP y Ciudadanos para desbancar a Susana Díaz. No por sus complejos, que no los tiene, sino por los de los demás. El partido de Albert Rivera acusa el sarpullido del roce con Vox. Pero sin él, el centroderecha se arriesga a gobernar en la intemperie. Tanto los populares como Ciudadanos van a tener que acostumbrarse a partir de ahora a contar con una presencia incómoda en su flanco extremo debido al momentum Abascal, un fenómeno al que las encuestas otorgan futuro.

A los primeros no les costará trabajo, la genética ayuda a admitirlo, pero a Rivera le complica la estrategia. Navegar entre dos aguas siempre es más difícil, aunque replantearse recobrar el corazón socialdemócrata perdido arrimándose al PSOE y a Unidos Podemos podría condenarle a la insignificancia de la incomprensión de sus votantes.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats