Desde hace demasiado tiempo el Ayuntamiento de Torrevieja está en manos de intereses personales, de ideologías de nula aplicación en la política local, en manos del rencor y del revanchismo.

Muchos de nuestros políticos llevan ya años, lustros, los hay que incluso más de tres décadas, dentro del Ayuntamiento, literalmente atrincherados. Representando a diferentes siglas y cambiando de ciudades para presentarse a las elecciones municipales. ¿Qué más da dónde lo hagan si el interés es personal?

Unos inauguran edificios que jamás son utilizados o que apenas abren, mientras otros clausuran parte de nuestro patrimonio que sí era disfrutado por los ciudadanos, nuestro teatro, servicios de los centros de día de nuestros mayores, escuelas deportivas de nuestros hijos? ¿Mala gestión? ¿Intereses ocultos? ¿Es realmente necesario castigar a los ciudadanos de Torrevieja para evidenciar la gestión irregular de los Ayuntamientos anteriores? Yo creo que no.

Algunos apenas recuerdan las profesiones a las que, escasamente, se dedicaron antes de entrar en política, y otros jamás desarrollaron profesión alguna antes de comenzar a administrar ¿nuestros intereses?

Las demandas judiciales circulan sin control en todas direcciones. ¿Cuántas parejas y cuántos menores, que son el presente y futuro de nuestra ciudad, sufren los daños colaterales y, quizá, nunca se recuperen de tanto odio? ¿Y puede admitirse que los funcionarios no cobren por su trabajo por su mayor esfuerzo en la labor de servicio público? ¿Que se les sigan haciendo promesas que no van a ser cumplidas, creando falsas expectativas económicas en ellos y en sus respectivas familias?

Como consecuencia lógica de todo ello existe una desconexión absoluta de nuestros políticos con la sociedad en general y con la de esta población en particular, hoy día existe una separación absoluta entre la realidad social torrevejense y su sistema político, o como hubiera dicho Ortega y Gasset: «Una gran separación entre la Torrevieja vital y la Torrevieja oficial».

Los torrevejenses no podemos, no debemos permitir que nuestra gran ciudad siga siendo considerada como una vaca lechera ordeñada por los políticos, pastando sin rumbo y sin futuro, y que el Ayuntamiento sea el cencerro que suene, suene, y siga sonando: DOLÓN-DOLÓN-DOLÓN?

El partido de Ciudadanos de nuestra querida Torrevieja debe liderar la regeneración política en esta ciudad de cara al próximo 26 de mayo para cambiar esta mezquina y lamentable situación política. En el escenario actual, Cs debe ser consciente de que la ciudad salinera es una de las más importantes de la Comunidad. Debe hacerse eco de la opinión generalizada que la ciudadanía torrevejense tiene sobre su equipo, del que ha trascendido su extraña y no deseada situación de división interna en estos casi cuatro años.

El partido debe reaccionar con un cambio profundo, consiguiendo un gran equipo de personas capaces, con voz propia y con el suficiente peso específico que evite, con contundencia, la manipulación proveniente del despacho de otras formaciones en vías de extinción. Todo ello, por supuesto, siendo coherente con una de las líneas maestras del partido: «Regeneración y destierro definitivo de la vieja política».

Debemos conseguir un Ayuntamiento con menos políticos profesionales y más profesionales venidos a la política, con vocación de servicio público, con maletas llenas de capacidad de gestión, de ilusión, imaginación y voluntad de dialogo productivo del que salga la respuesta correcta a las nuevas dinámicas sociales; y un proyecto de ciudad sostenible que lleve a Torrevieja, por fin, al siglo XXI, que lleve a esta magnífica ciudad, de extraordinario potencial humano -donde conviven gentes de todos los rincones del mundo que la enriquecen y ennoblecen día a día- al lugar que le corresponde en España y en el resto del panorama turístico internacional.