Aún hoy la patronal CEOE sigue tratando de reponerse del cabreo por la decisión del Gobierno de subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), no tanto por el incremento en sí, que puede que algo también, como por las formas. Al fin y al cabo, solo unos meses antes patronales y sindicatos habían pactado un aumento gradual dentro del IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) 2018-2020. Pues bien, en esas estábamos cuando ayer la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, aseguró en un desayuno informativo que ya se está trabajando en la derogación de determinados puntos de la reforma laboral, aunque más con el beneplácito de los sindicatos que de la patronal, y que, sea como sea, se aprobará la medida de fichar en las empresas, pese a la oposición de la CEOE. La cosa no quedó ahí y, poco después, CC OO hablaba de preacuerdo con UGT y con el Gobierno para sacar la contrarreforma adelante sin los empresarios. Lógicamente, la reacción no se hizo esperar, y tanto la CEOE como Cepyme incidieron en que lo dicho por CC OO supone una «ruptura unilateral» del diálogo social, por más que desde el Ejecutivo y desde UGT aseguraran que no había nada cerrado. Y es posible que sea así, que todo sea un globo sonda, o incluso un intento de los de Unai Sordo por tratar de forzar el pacto. En cualquier caso, eso ya es lo de menos. El anuncio de CC OO llega cuando no se ha cumplido ni un mes desde que Antonio Garamendi llegó a la presidencia de la patronal, cuando todavía no ha convocado su primera junta ni su primer comité, y cuando aún sigue escociendo la subida del salario mínimo. Por eso, habrá que ver si se acaban derogando esos puntos de la reforma laboral. De momento, lo único que parece claro es que hablar de preacuerdos en un momento como el actual sólo puede servir para caldear el ambiente, hacer saltar por los aires el diálogo social y que los empresarios endurezcan sus posturas. ¿Quién perderá? Lógicamente, los de siempre.
