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Un caso de omnipresencia

Hace poco, en un cóctel, trabé conversación con un hombre que parecía tan desplazado como yo. Se dedicaba, me contó, a la fabricación de tintas. A veces uno se vuelve loco buscando profesiones para los personajes de sus novelas cuando lo único que tiene que hacer es acudir a más cócteles.

-¿Tintas? -pregunté.

-Tintas -respondió con una sonrisa, sosteniendo en el aire un langostino rebozado.

A continuación me explicó que la tinta, además de en los lugares previsibles (libros, periódicos, revistas), está por todas partes. El salón donde nos hallábamos, por ejemplo, se encontraba presidido por un gran cartel en el que se anunciaban a siete colores las razones del encuentro. Tintas. Los asistentes, sin excepción, llevábamos en nuestra cartera dinero y documentos impresos con tintas. Empecé a darle vueltas al asunto. Pensé en las cajas de los ansiolíticos, los antibióticos, los analgésicos, los antiinflamatorios y en sus instrucciones de uso.

-La próxima vez que vayas a un supermercado -dijo mi interlocutor-, fíjate en cualquiera de las estanterías: todos los productos, de un modo otro, tienen tinta.

Repasé mentalmente los de limpieza: las botellas de lejía llevaban tinta, los limpiacristales también, como los friegasuelos. Y si recurría al campo de alimentación, ahí estaban los paquetes de arroz o de garbanzos, los sobres de los espaguetis, los envases de la leche, del yogur, de los quesos. La tinta era ubicua. Pensábamos que se trataba de un artículo en extinción, útil para los escasos usuarios de las plumas estilográficas y resulta que el mundo era un océano de tinta.

Al terminar el cóctel salí a la calle y no podía ya dejar de ver tintas: en el interior de los escaparates de las tiendas, en las vallas de publicidad, en los quioscos de prensa€ Llevo unos días ahogándome en tinta, pues no puedo volver mi mirada a ningún sitio donde no la haya. Aquel hombre, al que debía haber pedido una tarjeta antes de despedirme, me ha cambiado la vida. ¿Cómo será trabajar en una fábrica de tintas?, ¿qué formación se requiere?, ¿hay paro en el sector? Todo son preguntas.

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