Aparcisa, da la sensación, va a actuar a partir de ahora con su obra del Mercado como si se tratase de un martillo pilón en el corazón de Elche sin importarle que estemos muy cerca de la Navidad, una época propicia a los buenos sentimientos y a la reflexión, tal y como el alcalde, Carlos González, conminó a que hiciera el gerente de la mercantil, Álvaro Gordillo, en busca de una salida pactada. La realidad es que el conflicto está cada vez más lejos de resolverse de forma pacífica y las próximas semanas no auguran nada bueno porque, por un lado, la concesionaria sólo tiene una cosa entre ceja y ceja: continuar los trabajos a cualquier precio; mientras, el equipo de gobierno, mucho me temo, mirará para otro lado sin darle cumplida respuesta ni asumir que este problema dejó de ser una herencia del gobierno del PP desde el mismo momento que el regidor dio el paso de rescindir el contrato. Así las cosas y recordando que Carlos González supeditó buena parte de los proyectos de mejora pendientes en el casco histórico a la solución que se diera al futuro del Mercado, está bien claro que poco o nada se va a mover en lo que queda de mandato. Vamos a pasar a una de esas fases feas de escritos y desestimientos, de amenazas e informes sesudos que cada cual interpretará según le convenga. Y en medio de todo ello, los vecinos reflexionando. ¡Ah!, y por una vez no ha sido necesario hablar de Icomos.
