Al tiempo que en Andalucía estaban enfrascados en plena campaña electoral, en muchos de los colegios de primaria de la Vega Baja se trabajaba con los alumnos para celebrar el 6 de diciembre: el día de la Constitución. Algunos alumnos estaban aprendiendo a elegir democráticamente entre sus compañeros cuáles serían los concejales y cuál sería el alcalde o la alcaldesa que el miércoles, cinco de diciembre, y por unos minutos, «asaltarán» el Ayuntamiento de sus localidades para tomar posesión de sus cargos. El único colegio de mi localidad, Catral, el Colegio de Educación de Infantil y Primaria Azorín no ha sido menos. Como otros años los alumnos de sexto de primaria, los mayores del colegio, han aprendido a elegir a sus representantes empapándose de democracia a golpe de candidatos, urnas y recuentos. Justo es decir que previo al sencillo acto de depositar una papeleta, hay muchas horas detrás donde los maestros han explicado el sabor de la democracia a sus alumnos con exposiciones, charlas, debates y tertulias; y todo regado de «niño siéntate», «¿queréis callaros?», «¡por favor, levantad la mano!», «de uno en uno», «al final nos quedaremos sin recreo»€

Mientras en Andalucía siguen enzarzados en discusiones para ver quién ha sido el más ganador o quién el menos perdedor, en el colegio de mi localidad ya tenemos el escrutinio; ya tenemos resultado de las elecciones. Acompañada por doce amigos y amigas, este año una niña ejercerá de alcaldesa. Una niña que, de padres inmigrantes, es magrebí. ¿Imaginan el eco mediático que tendría esta noticia en nuestro mundo de adultos? Y no por el hecho de ser una alcaldesa, eso por fortuna ya lo tenemos asimilado, sino por su origen magrebí. Mujer y nacida en Marruecos alcaldesa de una localidad, pueblo o ciudad española; ¡cuántas portadas y cuántas horas de televisión acapararía!

A la vez que imaginamos, déjenme que aparque mi modestia y manifieste mi orgullo al pertenecer y formar parte activa de la comunidad educativa del Colegio Azorín, el colegio de mi pueblo. Al mismo tiempo quiero expresar mi más sincera felicitación a todos y cada uno de los docentes y personal no docente del «cole». Todos de una forma u otra han trasmitido, a los que con once años son los mayores del colegio, que sean capaces de votar en conciencia por encima de estereotipos, cegueras y adoctrinamientos. Maestros, vuestros alumnos de sexto, para celebrar el día de Constitución Española, han elegido a su máximo representante sin discriminación por razones de color, sexo, raza, nacionalidad o sentido religioso. ¿Qué mejor muestra del resultado de la educación en tolerancia e igualdad podéis esperar de vuestros alumnos?

Habrá quien tache a los niños de inocentes. Dirán que son niños ingenuos alejados de la realidad con falta de criterio y otras mil cosas más. Nada de lo que como adultos podamos cuestionar podrá negar que nos han dado toda una señora lección de democracia. Con comportamientos como estos, con niños en los que germine la semilla de la tolerancia, con adolescentes críticos capaces de separar «el trigo de la paja», sí estaremos ante el gran cambio que esta sociedad necesita de forma urgente.