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Manolo Alarcón

La Navidad

Ayer, en la segunda -¿o tercera?- cena, comida y/o celebración que llevo de Navidad alguien sacó el tema del día, que no era otro que la decisión y posterior rectificación por parte del alcalde de Alicante, Luis Barcala Sierra, de permitir a los niños fotografiarse con Papá Noel sin pasar por caja (5 euros). Es curioso porque antes del encendido de luces y de que amigos y compañeros nos hayan ofrecido -para hacernos un favor, dicen- ese décimo de Lotería que todos sabemos que no nos va a tocar (a 23 euros, claro está), pero que compramos, tenemos otra polémica a cuenta de un sinsentido más en la gestión pública.

Y este asunto, que suena a un mal chiste navideño, ha eclipsado el tema real de esta próxima celebración, que debería ser una invitación al espíritu de estas fiestas y que personifica como pocas cosas ese barco de Santa Pola que tuvo la ocurrencia de salvar doce vidas, acción que nunca tendrá el premio que se merece, además de que, con tristeza, uno vea que por tantas voces que se han levantado para aplaudir la gesta de Nuestra Madre Loreto hay otras que han denigrado, principalmente en las a veces malditas redes sociales, el rescate de migrantes. Sí, salvar vidas es un delito para muchos indeseables. A ello y quiero pensar que a veces sin quererlo, contribuyen y mucho nuestros gobernantes, incapaces de dar una respuesta rápida cuando lo que se les exige es gestión y resolución, algo que parecen haber olvidado y que tan claro parecía que tenían cuando eran oposición. En la duda que siembran encuentran cobijo los radicalismos. Pero nuestros políticos, esos días, estaban gestionando otras cosas tanto o más importantes (pensarán).

Y, evidentemente, les ha sido mucho más fácil, y así se les ha visto, dando el plácet a la celebración de un partido de fútbol en Madrid entre dos equipos argentinos que se odian, Boca y River, que han demostrado cualquier cosa menos civismo, que solo son ejemplo de barbarie, pero a los que nos ha faltado tiempo para acoger y ofrecerles un campo señorial para su «superfinal» (así le llaman, no es broma). Y ya no quiero ni pensar quién pagará ese despliegue de cientos de policías que será necesario para que no haya incidentes. No, en eso no pienso porque estamos en Navidad y tenemos que ser solidarios y buenos para que Papá Noel nos traiga más fútbol y menos barcos.

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