Hace poco más de diez años, el gran Steve Jobs presentaba un nuevo dispositivo tecnológico. Era el iPhone y Jobs lo vendía como un tres en uno, un teléfono con pantalla táctil, un IPod (para escuchar música) y un revolucionario dispositivo para acceder a Internet. En el auditorio donde se presentaba el acto, los mayores gritos de entusiasmo se produjeron cuando nombró las dos primeras, quizás porque eran las opciones más conocidas y pasó algo desapercibida la tercera. Curiosamente, la posibilidad de acceder a Internet desde un dispositivo móvil de dichas características ha supuesto otra gran revolución. De hecho, hoy en día se accede a Internet mucho más desde dispositivos móviles que desde los ordenadores de sobremesa. Esta nueva forma de consumir servicios de Internet ha supuesto muchos nuevos modelos de negocio o una modificación profunda de los ya existentes.

Uno de los más conocidos es la visualización de videos a través de plataformas digitales como YouTube. Esta plataforma permitía a cualquier persona subir y compartir sus videos de forma gratuita. Al igual que en la presentación del iPhone, el éxito de esta plataforma ha supuesto un cambio profundo en el concepto del productor-consumidor de audiovisuales. Hasta hace no mucho tiempo unas personas, productoras, realizaban películas, documentales o programas televisivos y otras, mientras la mayoría de los mortales simplemente los consumíamos. Hasta ese momento lo máximo a lo que podíamos aspirar era a martirizar a familiares o amigos con videos caseros de bodas o viajes en el salón de casa. Sin embargo, YouTube ha supuesto un nuevo modelo de negocio y ha permitido que muchas personas empezaran a desarrollar contenidos, algunos de ellos con mucha calidad y/o éxito. Hace algunos años se posibilitó monetizar esta tarea generando una nueva profesión, la de youtuber.

Así, cualquier persona podía crear un canal en YouTube, donde podía subir sus videos y recibir una compensación en función de las personas que vieran dichos videos. Para compensar sus gastos, YouTube había planteado dos modelos de negocio, a través de las inserciones de publicidad en los videos o con una suscripción Premium. Esta última no ha tenido el éxito esperado y parece que persistirá la primera.

Hasta ahí parece todo normal, el problema surge cuando se intentan regular los derechos de autor del material que se sube a la plataforma. Posiblemente si yo me grabo en mi casa contando alguna historia no infringiré ningún concepto de uso de derechos de autor que no me pertenecen. No obstante, no ocurre así con todos los videos que se suben a los canales, entre otros, vídeos que comentan videojuegos, o usan fragmentos de películas, o canciones con derechos de autor. Hasta ahora, en todo el mundo la responsabilidad de esa acción recaía sobre la persona que subía el video. La Unión Europea quiere aprobar una directiva entre la que se encuentra el artículo trece que ya indica que el responsable del uso de material con derechos de autor que no se poseen pase a ser de la plataforma que alberga los vídeos. Eso ha hecho saltar las alarmas en YouTube y muchos de los más famosos youtubers europeos han grabado vídeos en contra de la directiva clamando que puede ser el fin de YouTube y servicios de Internet en Europa como Github, Wikipedia y muchos más. Incluso, algunos youtubers americanos ya se han despedido en forma de advertencia del público europeo. Hasta algunos youtubers británicos contrarios al Brexit, ahora dicen que están encantados de la salida de Europa.

¿Es el artículo 13 el fin de plataformas como YouTube en Europa? No lo creo, pero sí que va a suponer un importante cambio en las reglas del juego hasta que se aclaren algunos de los conceptos como los del uso proporcionado de material con derechos de autor que propone la directiva. Seguro que YouTube va a endurecer sus algoritmos de detección de material con derechos de autor complicando mucho la labor de muchos de los que compartimos contenidos en Internet. No obstante, a mí me parece excesivo el terror que se está tratando de generar sobre la aplicación de esta directiva, utilizando a muchos usuarios a través de los mensajes de sus youtubers favoritos con la iniciativa «SaveYouInternet.eu». Creo que es lógico que se ponga cierto orden, pero también lo es que Europa debería ser mucho más concreta y razonable en algunos aspectos de sus regulaciones, ya que pueden impedir el desarrollo de industrias y negocios en el nuevo mundo 4.0 y 5.0.

Como con la aparición del iPhone, nuestro mundo cambia a una velocidad increíble. Es razonable regular mínimamente esa evolución, pero no impedirla, ya que Europa podía quedar fuera de los nuevos escenarios, al intentar poner excesivas puertas en el campo.