Icomos ha dicho que no presentará un segundo Informe sobre la afección del parking del Mercado Central al Misteri. Que se ratifica en el primero que emitió, en el que manifestaba su preocupación por el impacto negativo que dicho proyecto podría causar a La Festa y al entorno urbano en el que ésta se desenvuelve. También aprovecha su escrito para quejarse de no haber recibido más información sobre el refugio antiaéreo de la Guerra Civil en el Mercado y sobre alternativas de tráfico. Es positiva esa ratificación pero, evidentemente, el Ayuntamiento esperaba más. Algo más contundente, todavía, para agarrarse a un razonamiento que permitiera reforzar su posición ante el previsible choque, incluso judicial, ante la concesionaria del Mercado. Es este un tema que ha condicionado, desde el primer día, el comportamiento municipal. Otro, sin duda, es el hecho de que, históricamente, el PSOE también planteó actuaciones en la zona que implicaban la construcción de aparcamientos, incluso en plena ladera del río.

La posición de Icomos es clara. Nos advierten del peligro que podría correr el mantenimiento del Misteri como Patrimonio de la Humanidad si se construye el parking previsto. Pero, con ser el tema muy importante, no hay que perder de vista que dicho proyecto, además, tiene una repercusión mucho más amplia: afecta negativamente a un modelo de ciudad, especialmente a la zona centro, la más delicada por su carácter histórico y con más dificultades en términos de movilidad urbana.

Esta realidad, que hipotecaría el futuro del centro histórico y, por ende, del resto de la ciudad debería haber sido suficiente para luchar, con todas las fuerzas, desde el nuevo Ayuntamiento elegido en 2015. Alegar, después, que había un contrato y la dificultad del mismo para modificarlo o anularlo era sabido y fácil de prever. Lo sorprendente de este proceso fue la pasividad municipal ante el tema desde sus inicios. No puede decirse que el equipo de gobierno se haya caracterizado en estos casi cuatro años por buscar argumentos, más allá de los que el propio contrato establecía, para intentar resolver el mismo. No sólo no lo hizo sino que dificultó que otros lo hicieran, caso de Salvem el Mercat cuando buscaba el estudio de tráfico inexistente. También tuvo que ser este colectivo el que advirtiera y pusiera sobre aviso a la Unesco, a través de Icomos, de la posible afección del aparcamiento previsto a lo que representa el Misteri en Elx. Y tenemos que felicitarnos por la reacción que el tema les provocó y que ahora ratifican, pero sería demasiado esperar más de ellos. Con lo que dijeron quedaba clara su posición. Es la hora de la responsabilidad del Ayuntamiento. Hasta ahora se ha amparado en lo que Icomos dijera o, por otro lado, en lo que Conselleria manifestara en cuanto a los restos arqueológicos encontrados en unas superficiales excavaciones o en el caso del refugio antiaéreo que debería estar ya localizado y protegido legalmente. Seguramente Conselleria podría haber hecho más y con otra rapidez y contundencia. No parecen muy fluidas las relaciones entre ambas administraciones, lamentablemente.

En todo caso, ha llegado la hora de definirse, de tomar decisiones. Es verdad que es tarde, y después de un proceso de degradación de la zona, con grave afección a las personas y comercios más cercanos, pero, también, a toda la ciudad. Urge buscar una solución negociada que implique un Mercado moderno y rehabilitado, sin el parking que todo lo complica y estropea. En caso contrario, los intereses del Misteri y de todo el municipio hay que defenderlos allí donde haga falta, incluso en el ámbito judicial si, como parece, la concesionaria se niega a transformar el proyecto en algo más sostenible y consensuado.

No puede asegurarse que todo está perdido de antemano para provocar que se permita una actuación lesiva. Ni se puede argumentar un costo más exagerado que el que la propia concesionaria ha dicho, como se ha oído en ocasiones. Para costos injustificables lo que ha pasado con el convenio de la caza en El Hondo: más de 11 millones de euros por una decisión errónea del PP valenciano, que tiene que pagar ahora la Generalitat. Lo de aquí, si no hay acuerdo y esperemos que lo haya, lo tendrá que determinar un juez, también el Ayuntamiento tiene sus cartas en el asunto y, además, hay precedentes en casos similares en otras ciudades donde se le ha dado la razón al Ayuntamiento ante afecciones tan evidentes. Aunque al equipo de gobierno le ha costado demasiado en decidirse, aún se está a tiempo de salvar a la ciudad de un proyecto tan manifiestamente mejorable. Vale la pena intentarlo.