Nunca se había hablado tanto de España en medios extranjeros como a propósito de la amenaza del Gobierno del Gobierno de Pedro Sánchez de no aprobar en el último momento el acuerdo de Brexit con el Reino Unido.
Aunque otro asunto que ha puesto estos días de actualidad, más bien vergonzosa en este caso, a España es el de las dificultades para exhumar los restos del dictador Francisco Franco para llevarlos desde el faraónico Cuelgamuros a algún lugar más discreto.
Hemos visto últimamente en varias televisiones extranjeras imágenes en blanco y negro de las manifestaciones de apoyo al Caudillo en la plaza de Oriente madrileña y otras de españoles actuales saludando brazo en alto al estilo fascista. ¡Excelente publicidad para el país!
No sé si la amenaza de boicot de nuestro presidente del Gobierno estaba o no suficientemente justificada o si Sánchez sobreactuó, como le critican algunos, pero logró que no se olvidara por un momento fuera que España es también un país socio, e importante, de la UE.
Ya hemos visto además cómo reaccionaron aquí nuestras tres derechas incluso después de que el jefe del Gobierno ganara su apuesta, por imaginaria o modesta que fuera, pero no cuesta imaginarse en este momento del "todo vale" cuál habría sido su reacción en caso contrario.
El aparentemente insoluble problema catalán ha acabado enturbiándolo aquí todo, nos ha hecho perder muchas veces la necesaria perspectiva y olvidarnos de las cosas que suceden en el mundo y de lo importante que es siempre estar atentos para poder reaccionar a tiempo.
Con el anterior gobierno, la diplomacia ha estado prácticamente ausente de Europa y del mundo si no era para condenar al régimen - no se habla en esos casos de Gobierno- del venezolano Nicolás Maduro. Hemos ido casi siempre a remolque de los acontecimientos.
Al menos en eso, los independentistas catalanes se han mostrado mucho más listos. ¡Aprendamos de ellos!
