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Manolo Alarcón

La imagen de la ciudad

Me pregunto qué hubiera pasado en Elche si en mayo de 2015 los ciudadanos hubieran dado su confianza a Mercedes Alonso o si esta hubiera logrado los apoyos para repetir al frente del Ayuntamiento. ¿Estaría acabado el proyecto del Mercado? ¿Nos habría abierto un expediente Icomos para retirar la declaración de Patrimonio de la Humanidad al Misteri por esta afrenta? ¿Estaría el centro mejor que ahora?

Los políticos toman las decisiones que les place durante cuatro años de mandato y muchas veces sin estar guiados necesariamente por el interés general que tanto pregonan, aunque puedan afirmarlo una y mil veces. Los proyectos que nos venden puede que no fructifiquen o no lleguen a tiempo y por ello, concluyendo el mandato, nos piden repetir. A veces de algunas decisiones puedes terminar pensando que son caprichosas, que no se entienden por mucho que las expliquen o te digan que la han explicado; parece que se hayan adoptado a la desesperada, pensemos que nos han vendido humo o que se escudan en terceros para justificarlas. Así es el gobernar, que no el gestionar. Cuando Mercedes Alonso en marzo de 2015 decidió que había que autorizar un proyecto de envergadura, que finiquitara el antiguo Mercado, independientemente de que el mandato estuviera casi acabado y se olieran las elecciones a la vuelta de la esquina, para generar un nuevo aparcamiento en la zona centro, sabiendo que hipotecaba el futuro del nuevo equipo de gobierno con una obra que ha terminado por dividir más que unir -y eso que no se ha puesto un solo ladrillo-, supongo que pensaría que iba a repetir en el cargo por tomar decisiones como esta. En política, y sólo hay que ver lo que ha ocurrido ahora, es irrelevante buscar consenso entre los principales implicados. Se hace y punto que para eso me han puesto los ciudadanos al frente de la Alcaldía y tengo los votos. Y está bien porque esto funciona así. Y el anuncio hecho por el alcalde Carlos González, de echar abajo lo que había hecho su predecesora, no se equivoquen, tiene a la inversa la misma finalidad que tuvo ésta, que fue lograr lo mejor para la ciudad, aunque no haya sido él sino Icomos -nos quiere hacer creer- el que le haya obligado a ello.Así las cosas solo hay una cosa clara y es que el Mercado va a seguir durante mucho tiempo con la estampa de ruina que muestra hoy en día recordándonos que somos los que al final pagamos las decisiones de los políticos, lo que nos lleva a dar esta imagen de ciudad.

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