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Penúltima versión

Es ya casi seguro que nunca se castigará a los últimos culpables, pero conviene seguir tirando del sedal de este salmón, aunque sea para pesca sin muerte. En el "caso Khashoggi" han optado en la casa matriz por un reparto de papeles: alguien, sin saberlo el mando supremo, dio la orden de traerlo por las buenas o por las malas, el hombre no quiso por las buenas, a alguien se le fue la mano al drogarlo, y, una vez fiambre, ¿qué otra cosa se podía hacer sino cortarlo en rodajas? Bien, el relato se va ajustando a las medidas del estómago de Erdogan, como se hace con el del presunto lector al escribir una novela, y el fiscal saudí pide pena de muerte para cinco ejecutores. ¿No cantarían, de tener un proceso justo y un juicio público? Verán como dentro de no mucho nos dicen que han sido ejecutados tras un juicio sumarísimo. Todo buen relato nos cuenta el final antes de que llegue.

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