En la primera mitad del siglo XIX, en un huerto agrícola de Elche propiedad del sacerdote José Castaño, los caprichos de la naturaleza hicieron que una de las miles de palmeras con las que contaba el palmeral ilicitano comenzara adquirir una curiosa apariencia. Sobre un único tronco comenzaron a crecer siete brazos que se alzaban al cielo, haciendo de esta palmera un ejemplar único y que con el paso de los años se convertiría en una de las principales señas de identidad de los ilicitanos.

La palmera no pasaba desapercibida ni para los ilicitanos ni para los turistas que visitaban la ciudad. En 1894 Elche recibió la visita de una turista de excepción, la emperatriz Elisabeth de Baviera, Sissi, quien quedó maravillada ante la majestuosidad de la palmera y sugirió darle un nombre. El capellán Castaño decidió entonces que qué mejor nombre que «Palmera Imperial».

El Huerto del Capellán y su peculiar palmera comenzaron a tener proyección internacional apareciendo en las guías turísticas de la época. Así llegaron hasta el huerto autoridades y artistas de todo el mundo.

Elche contaba con un árbol singular que se alzaba en un entorno idílico, un oasis de palmeras único en Europa. Además, el empeño del cura Castaño y sus sucesores en el cuidado del huerto, la familia Orts, propiciaron que el Huerto del Cura fuera declarado Jardín Artístico Nacional en 1943 junto con otras maravillas como los jardines del Generalife y la Alhambra de Granada. La Palmera Imperial se convirtió en una de las señas de la identidad de los ilicitanos. No era para menos, un ejemplar único de Phoenix Dactylifera, que se alzaba majestuosa en el corazón del Palmeral Histórico ilicitano, otra joya mundial que en el año 2000 logró el merecido reconocimiento de la UNESCO al ser declarado Patrimonio de la Humanidad.

La Palmera Imperial es un motivo de orgullo para los ilicitanos que desde su aparición hemos sido conscientes de que contamos con una auténtica maravilla de la naturaleza que hay que proteger y mimar. El poeta universal Miguel Hernández la bautizó como «Palmera mágica del Cura» en la estrofa de unos de sus poemas y Francisco Ibarra y Francisco Mendiola le dieron protagonismo en una habanera «Aromas ilicitanos» que se ha convertido en un himno para la ciudad.

La Palmera Imperial, el Palmeral, la Dama de Elche, el Misteri, la Nit de l'Albà, son símbolos reconocibles de un pueblo que ha sabido mantener su esencia, su cultura y su idiosincrasia transmitiendo de generación en generación la importancia de conservar unas señas de identidad propias. Hoy se nos presenta la oportunidad de hacer la Palmera Imperial aún más visible, ya que nuestra palmera más emblemática es una firme candidata en la elección del candidato español al Árbol Europeo 2019.

Hace sólo unos días estuve en el Huerto del Cura junto a representantes de las sociedad civil ilicitana para posar ante la Palmera Imperial. Una foto de familia para respaldar la candidatura de nuestra Palmera Imperial.

Desde el Ayuntamiento, la Universidad Miguel Hernández y sus cátedras, la familia Orts, nos hemos volcado en esta iniciativa, pero están siendo los ilicitanos e ilicitanas, quienes están impulsando con sus votos a la Palmera Imperial a ser una firme aspirante a ser el árbol español del año.

Animo a todas y todos, de todos los barrios, de todas las pedanías, a votar para que nuestra Palmera, un símbolo del Palmeral y por ende un icono para la ciudad, obtenga el primer puesto en la clasificación, paso previo imprescindible para competir por ser el Árbol Europeo 2019. Apenas quedan unos días para que el 23 de noviembre se cierren las votaciones. Estoy convencido de que los ilicitanos deseamos que sea una palmera de Elche, nuestra Palmera Imperial, quien represente a España en Europa, y estoy seguro que, como en tantas ocasiones, si nos lo proponemos lo conseguiremos.

¡Votemos todos y totas por la Palmera Imperial como Árbol del Año en ttp://arboleuropeo.es/palmera-imperial-de-elche/!