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Lorena Gil López

A contracorriente

L. Gil López

No mentirás

Fui a un colegio de monjas (no de las clarisas, que conste) y lo de los Diez Mandamientos era algo que de pequeña te tomabas muy en serio no fuera a ser que acabaras en el infierno

Todos mentimos, no finjamos ahora que no lo hemos hecho. Mentirijillas, mentiras piadosas o de las gordas, pero en un momento de la vida todos caemos en el pecado. Fui a un colegio de monjas (no de las clarisas, que conste) y lo de los Diez Mandamientos era algo que de pequeña te tomabas muy en serio no fuera a ser que acabaras en el infierno. El octavo (lo he tenido que buscar en internet, lo confieso) dice «no dirás falso testimonio ni mentiras».

Parece que a más de un representante de la iglesia católica, apostólica y romana se le ha olvidado esta máxima en estos días en los que la Santa Faz ha sido protagonista. Que se lo digan si no a las clarisas, que preguntada una de ellas por nuestra Robin Hood alicantina, la exalcaldesa Sonia Castedo, si se llevaban a sus compañeras del convento, en plena noche y sin avisar, primero optó por el silencio y, cuando la acusada por presuntos amaños en el PGOU insistió y le recordó que no podía mentir («usted es religiosa», le espetó), optó por un «es lo que hay» muy clarificador.

Y ¿qué me cuentan del capellán de la Santa Faz? Cuando le llamó mi compañero Pablo para preguntarle si se estaban yendo las clarisas, lanzó un «no sé nada», pero no se mostró en absoluto preocupado; eso sí, ya había dado la misa por primera vez sin la presencia de las monjas. Cuando le llamó una hora más tarde para confirmarle la marcha y conocer su opinión, tampoco es que tuviera mucha pena por las religiosas ni que le afligiera que la Faz Divina fuera a pasar la noche sin custodia. Desde entonces, una afirmación tras otra en un bucle sin sentido. Y claro, Castedo siguió de buena samaritana y sostuvo que el capellán miente, ya que le vio despedirse de las monjas. Claro está que en el caso del cura, no parece tan grave, reza tres padresnuestros y dos avemarías y a otra cosa. No me digan que esto no parece una película de Berlanga. O «El bueno, el feo y el malo», ya les dejo a ustedes que elijan quién es quién.

PD: ¿Dónde están esos miles de devotos, fervorosos de la Santa Faz? Ay, los que creían que la plaza estaría llena de vecinos indignados por que la Reliquia estuviera en peligro, unidos todos en una sola voz: «¡Que vuelvan las clarisas!» «¡Santa Faz, no estás sola!» , todavía están esperando a que aparezcan, apenas hubo dos mil ánimas por la plaza y unas cuantas firmas más por internet. Mientras, los políticos a no quedarse atrás, que las elecciones están cerca. Amén.

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