Un holandés de 69 años ha solicitado a los jueces cambiar la fecha de su partida de nacimiento porque siente que tiene 49 años y considera que está discriminado por razón de edad. Emile Ratelband probablemente sea el primero pero no será el último que solicite tamaño despropósito que, en realidad, lo que encierra es el miedo a sentirnos/hacernos viejos. De un tiempo a esta parte tengo a muchos, pero que muchos amigos, principalmente funcionarios de la Administración, que dicen esperar como agua de mayo a cumplir los 60 para jubilarse. « Es que he trabajado mucho...», se justifican. Y les contesto: «... ¡ Pero si eres un chaval!», angustiado y pensando hasta dónde llegarán las pensiones a este paso. Todos aseguran que se van a vivir una especie de segunda juventud: Liberados de hijos y obligaciones, esperan disfrutar de la paga máxima y pasarse un día sí y otro también buscando chollos en internet para conocer el mundo (lo del Imserso no va con ellos). « Viajaré de febrero a junio, también en otoño... ¡Ah! y un par de viajes largos al año», dicen, mientras parece que levitan. Muchos expertos advierten de un problema que está creciendo con la aparición de estos «nuevos viejos», porque vienen reclaman de la administración servicios que complementen su tiempo de ocio y que no existen. Ellos no quieren echar unos bailes, ¡qué va!, quieren aventura y riesgo. Pensaba en todas estás cosas viendo en la página contigua la gráfica imagen de un hombre encorvado, apoyado en un bastón, y que siempre se ha simplificado como el icono de la vejez, y reflexionaba cómo de lejos quedan aquellos tiempos en los que la jubilación se asociaba a la última etapa de la vida, a descansar después de muchos esfuerzo y trabajo. Ahora tener 60 años es como antes eran cumplir 50, y los de 50 dicen que tienen 40,... y así y así (excepto el holandés que se los quita de 20 en 20. Y la única conclusión a la que llego es que existe en la vida una cuarta edad (aún indefinida) a la que, tarde o temprano, le pondremos nombre, y que tiene muy buena pinta.
