El Día Mundial de la Filosofía que se celebra hoy, tercer jueves del mes de noviembre, ha caído este año en medio de una expectación un tanto ambigua. Por una parte, el anunciado proyecto de reforma de la LOMCE ha asumido el compromiso de devolver a la asignatura de filosofía de segundo de bachillerato su carácter común y obligatorio. Sin embargo, a pesar de que esta enmienda recogida en la Proposición No de Ley aprobada por unanimidad por el Congreso de los Diputados el pasado octubre suena a reivindicación atendida, se ha de concretar y negociar todavía la organización y los contenidos del esperado ciclo de filosofía que cubriría los tres últimos cursos de la enseñanza media. Por otra parte, el escenario de este logro en ciernes no es, ni será según parece, algo equiparable a una suerte de pacto educativo que garantice un marco de trabajo estable y, por lo tanto, efectivo durante un plazo de tiempo mínimamente razonable. Así que, como desde hace demasiados otoños ya, la página en la que habríamos de encontrar las claves para la reorganización y actualización de las materias filosóficas que interesan al alumnado de secundaria en su conjunto y que deberían servir de base -y apremio- al universitario que quisiera profundizar en esta disciplina sigue en construcción?

Podría ser que esta infinita expectación fuera una condición ineludible fuera de esas proyecciones pedagógicas ideales de las que se han encargado algunas ficciones de vocación filosófica. Releyendo, por ejemplo, Viaje a Icaria de Étienne Cabet, no puede sino resultar motivo de admiración que en el capítulo dedicado a la educación pública se precise que esta no sólo es la base de la sociedad, sino que, por ello, es lo que ha centrado la máxima atención del pueblo y de sus representantes, quienes a través de un nutrido comité la han planificado consultando a este fin «todos los sistemas antiguos y modernos y recopilando todas las opiniones». La puesta en marcha de un proceso tan coral y reflexivo para establecer el mejor modelo de enseñanza-aprendizaje presenta desde luego un fuerte contraste con respecto a la unilateralidad e improvisación que acusan demasiadas veces las medidas legislativas a las que está sujeto nuestro sistema educativo.

Es bien sabido que Karl Marx descalificó la propuesta de Cabet y las de otros socialistas de su tiempo como utópicas en la medida en que, a su entender, no partían de un análisis profundo y riguroso de la dinámica socioeconómica y no podrían, por lo tanto, forzar la transformación de esta. Su contrapropuesta, no obstante, compartía la aspiración de consolidar, aunque por otros medios, un horizonte de emancipación. La ventaja narrativa que ofrecen las utopías es que la fase de elaboración de la mejor sociedad posible se muestra acabada y cumplida, ajustada a una forma que se presume completa y definitiva. Al igual que ocurre, por cierto, en los relatos distópicos, en los que las fisuras son estrechamente vigiladas. Como sucede, por ejemplo, en Un mundo feliz cuando Aldous Huxley advierte del riesgo que entrañaría la práctica de la lectura libre de cara a controlar el proceso educativo de acondicionamiento al que son sometidas las castas inferiores. Actualmente, cualquier horizonte clausurado -ya sea en su versión totalitaria o emancipadora- resulta sospechoso e insostenible, pero no puede abandonarse el proyecto de pensar una alternativa lo suficientemente apuntalada como para identificar y afrontar las dificultades que amenazan la vida social de manera tan diversa y sutil. Y en este punto nos reencontramos con las aportaciones múltiples y polémicas de la filosofía -irreducibles ellas mismas a un discurso único- y con la consecuente demanda de un lugar definido y estable para ella en el currículo.

Hoy la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad de Alicante celebra el día Mundial de la Filosofía con su tercera Ágora, esta vez titulada precisamente «A propósito de las utopías»? Se abrirá así de nuevo un espacio para la lectura, la reflexión y el debate dirigido a una comunidad universitaria entendida en una fecha como esta en un sentido muy amplio. Las páginas de la filosofía, a pesar de estar en construcción en nuestro sistema educativo, permanecen muy activas?