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Isabel Vicente

Cada día más calientes

Parece que por fin los que mandan se van dando cuenta de los peligros del calentamiento global y de la necesidad de adoptar medidas para reducir la contaminación en el Planeta. Lo de acabar en un par de décadas con los coches de gasolina y gasóleo, tal como ha propuesto el flamante Ministerio para la Transición Ecológica, parece lógico; aunque no vendría mal que cundiera el ejemplo y los propios mandatarios se adelantaran a la medida y usaran, no ya el transporte público, Dios les libre, sino utilitarios pequeños que contaminan menos que los grandes coches oficiales, si es a eso a lo que vamos. Y debe serlo, porque, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el Gobierno ha dejado caer que en la futura Ley del Cambio Climático se van a reducir, e incluso a eliminar, los trasvases entre cuencas; para que nos vayamos haciendo a la idea de que la llegada de agua del Tajo al Segura tiene los días contados. Dicen que, como cada vez llueve menos, no habrá agua para trasvasar. Así que, sálvese quien pueda.

Lo de limitar el uso de los coches y lo de acabar con el trasvase no es nuevo. Mucho más imaginativos a la hora de buscar medidas sostenibles han sido quienes salieron el lunes desde la Conselleria de Sanidad anunciando la prohibición de incinerar a las personas con obesidad mórbida cuando fallezcan por la gran cantidad de combustible necesaria para el proceso. No sé cuánta gente con obesidad mórbida hay en la Comunidad Valenciana ni cuántos pretenden ser incinerados, pero deben ser muchos para que el ahorro de combustible y los beneficios para el medio ambiente compensen por la vergüenza de dar semejante titular. O no. Y es que sólo un día después de sacar a exposición pública la orden con su estrafalario contenido, han rectificado y permitirán que todos, gordos o flacos, y a falta de otra solución, contribuyamos al calentamiento global.

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