El contexto urbano no ha sido, adecuadamente, estudiado desde la perspectiva antropológica. Aprehender el espacio de uso cotidiano desde esta disciplina puede resultar sugerente y atractivo a la vez que complementario de los estudios realizados desde otras ciencias. Es fundamental la incorporación de técnicos en esta materia en los equipos de redacción de los PGOU y de que se solicite su opinión cuando se proyecte remodelar alguna zona de las poblaciones. La aportación de estos ayudaría a mejorar la convivencia al hacer coincidir las demandas y necesidades de la ciudadanía con las ofertas electorales de los políticos.

Mis paseos, estancias y observación sistemática en la Glorieta de Santa Pola han motivado que me interesara por conocer sus usos; estableciendo las diferencias según variables temporales, de equipamiento, de recursos y de tipología de los usuarios; e intentar averiguar el sentido de las innovaciones y las transformaciones que aprueba el político en contraste con las alternancias de uso que se producen durante la apropiación de este lugar por los ciudadanos que acuden a él; aunque, a veces, el equipamiento con el que se ha dotado al mismo, no tiene en cuenta o no considera importante las necesidades de una parte de la población que lo infrautiliza aunque hoy se caracteriza, precisamente, por su plurifuncionalidad.

La presencia de una placa y la inscripción en la misma de la palabra: «remodelación» nos informa del «ego del político de turno» y de un continuo temporal que se refuerza con la visión de la fachada principal del castillo-fortaleza y su torre del reloj con antiguas manchas de humedad que voces maliciosas e interesadas identificaron como restos de pólvora, como quién confunde la «terra sigillata del s. I» con la porcelana china de la dinastía Ming.

Son las ancianas quienes menos utilizan este espacio que antes y ahora es muy solicitado por los ancianos como «solarium» por las mañanas; en este grupo de edad se refleja más que en otro que la calle es el espacio de referencia del varón y se constituye en la antítesis de las casa que es la que brinda protección y que es espacio y entorno de la mujer; estos espacios de la calle y de la casa son los que reafirman los valores propios de cada sexo, todo lo que sea frecuentar el territorio del contrario denota identificarse con lo que representa.Por la mañana es, además, «lugar de paso» de adultos en general. Las de los domingos y festivos, también adquiere la función de «para ver y ser vistos»; uso este muy común y casi exclusivo en otros tiempos en los que las fuerzas vivas daban vueltas y vueltas no sólo por las mañanas de cualquier día de la semana sino también por las tardes. Esta función exhibicionista hoy está en desuso excepto en domingos y festivos.

Por la tarde, es cuando mayor afluencia de público acoge, aunque las relaciones grupales son nulas o casi nulas, sólo se observan ciertas relaciones entre las mujeres que van con sus hijos o nietos de corta edad para que estos jueguen y se relacionen con otros niños. La Glorieta se ha convertido en un lugar "para estar" en vez de para ser visto como era antes. También, en un «lugar de juegos», aunque no tiene dotación material para ello.

En este sentido las estancias que antes se producían en el interior del castillo-fortaleza se han desplazado a la Glorieta y a la parte de atrás del Castillo, quedando el patio de armas desértico. Entre los factores que influyen para el desplazamiento figuran los climáticos al ser el patio un lugar cerrado y la plaza en cambio un espacio abierto con un descenso de la temperatura debido a la brisa.

Otro factor para elegir la Glorieta es el de la seguridad y buenas condiciones de higiene que ofrece la plaza por las buenas condiciones y estado de conservación del mobiliario urbano de la misma, frente al deteriorado pavimento y mobiliario del patio de armas, la peores condiciones de limpieza y el peligro que representan los desniveles en el suelo que con tanto interés «científico» algunos defendieron y que lo único que han conseguido es que este espacio en otro tiempo tan utilizado por madres y niños hoy esté infrautilizado y perdido para el uso de esparcimiento comunitario.

No debemos olvidar la visión boscosa y sucia de la Glorieta de hace un par de años a la que la población apenas acudía, que se utilizaba como mercadillo de «lo prohibido» y estancia, mayoritariamente, de enfermos estigmatizados. Hoy su aceptación está en que es un espacio abierto de grandes dimensiones, con pocos obstáculos y con la vegetación adecuada y suficiente que facilita una visión total e inmediata. Ciertamente.