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Apuntes

Pere Rostoll

El precio de la coherencia

Cuando el PP gobernaba en la inmensa mayoría de las instituciones de la Comunidad, la izquierda, con toda la razón del mundo, criticó con dureza los casos de corrupción, nepotismo, trato de favor, falta ética o estética... que afectaban a los populares. A la mínima imputación; al mínimo indicio de irregularidad, los cargos públicos de la izquierda en la oposición pedían dimisiones sin contemplaciones. Compromís ganó buena parte del crédito que le catapultó a unos magníficos resultados electorales en 2015 denunciando, precisamente, cualquier atisbo de mala praxis en la gestión pública. Un discurso que mantuvieron a partir de esas elecciones cuando llegaron a gobiernos en los que se registraron irregularidades que no les salpicaron. Pusieron el listón tan alto que ahora, cuando sí les han afectado como en las adjudicaciones del Ayuntamiento de Alicante a Escola Valenciana, sólo les queda una salida: aplicar la misma vara de medir que Compromís reclamaba. Dar la cara, depurar responsabilidades y dimitir. Ese es el precio de la coherencia. O, de lo contrario, perderán cualquier credibilidad.

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