Como ya les he referido en alguna ocasión, cuando en marzo de 2017 me propusieron participar en esta colaboración semanal en el Diario Información, solo me indicaron la existencia de dos premisas: la de la longitud aproximada de los textos, por motivos obvios, y la de que intentara que en ellos se comentara algún tema relacionado con la actualidad de Elche. Incardinar esas premisas en el contexto de una obra literaria fue una elección propia que me pareció que les podría interesar a los lectores.

De hecho, el mismo título de esta serie de artículos, como ya sabrán, coincide con el de la conocida pieza homónima de teatro del absurdo del escritor y dramaturgo irlandés Samuel Beckett. La elección del título no fue baladí. La imagen de los personajes de Esperando a Godot, en un cruce de caminos, esperando a alguien que no se sabe muy bien quién es y que nunca llegará, me pareció una metáfora perfecta para una ciudad que necesita un revulsivo, que espera que algo ocurra, pero en la que nunca pasa nada.

En cualquier caso, dado que la realidad supera muchas veces la ficción, últimamente me está costando encontrar ese punto, entre sutil y malévolo, que me permita hilvanar los sucesos cotidianos con la ficción. No obstante, una noticia aparecida en este mismo diario el pasado lunes me evocó la gran novela de Alejandro Dumas La dama de las camelias.

La noticia a la que me refiero relataba la rotunda negativa del Museo Arqueológico Nacional (MAN) a una cesión permanente de la Dama de Elche a nuestra ciudad, expresada a través de una respuesta del Gobierno a una pregunta del senador de Compromís, Carles Mulet, noticia ilustrada con una fotografía de la «Dama de Elche Viviente», depositando un ramo de flores en el lugar donde se encontró el busto.

Como todos ustedes saben, La dama de las camelias (1848) es una de las mejores historias de amor de todos los tiempos y una novela que ha fascinado a generaciones de lectores. El delicado y conmovedor retrato que Dumas nos presenta de una mujer enamorada está basado en su propia experiencia, dado que él mismo tuvo un affaire con una de las cortesanas más deseadas del París de su época, como lo fue la protagonista de la novela, Marguerite Gautier, llamada la Dama de las Camelias por su predilección por esas flores.

No obstante, desde el punto de vista de la crítica literaria, el mayor interés de la obra radica en sus aspectos formales, puesto que la novela, a pesar de tener una temática puramente romántica, posee un estilo narrativo que se inscribe en el realismo. La historia es relatada por un narrador externo que conoce la truculenta historia de Armand y Marguerite por un cúmulo de meras casualidades primero y por su curiosidad después.

En el asunto de la Dama de Elche también tenemos una historia romántica, el anhelo de que uno de los símbolos que mejor representan a nuestra ciudad pueda ser exhibido aquí, pero que deberíamos insertar, como en el caso de la Dama de las Camelias, en un relato realista, que nos aleje del populismo y el sectarismo al que nos tienen acostumbrados muchos políticos y que, de una manera indefectible, nos van a arrastrar, eneste y en otros muchos asuntos, a la frustración y al enfrentamiento.

Lo cierto es que el 4 de agosto de 2016, aniversario del hallazgo de la pieza, el alcalde anunció, con gran pompa y ceremonia, la creación de una «comisión mixta» entre el Ayuntamiento de Elche y la Generalitat, según había acordado el propio Consell en su reunión celebrada en Elche el mes de abril de ese mismo año, con el objetivo de (sic) «.. trabajar de forma conjunta en la vuelta del busto y negociar con el Gobierno y el Ministerio de Cultura un camino para que la reivindicación consiga hacerse realidad».

El resultado, hasta la fecha, de los trabajos emprendidos por esa comisión son una constatación fehaciente del acierto de Napoléon Bonaparte, cuando afirmó que « si quieres que algo sea hecho nombra un responsable, si quieres que algo se demore eternamente nombra una comisión».

Entre tanto, dado que el próximo día 17 de noviembre se representa en el Gran Teatro La Traviata, la magnífica ópera de Giuseppe Verdi basada, precisamente, en La dama de las camelias, les recomiendo encarecidamente que vayan a presenciarla. La Dama de Elche la pueden contemplar en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.