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Sobre agachar la cabeza

Las imágenes de Rato al ser conducido en presencia del juez y al entrar en la cárcel

La imagen llega al cerebro mucho antes que las palabras y apenas una de estas -dice el proverbio chino- vale por mil de las otras. Y nos explica mejor la realidad. Recientemente, tenemos dos muestras de lo que afirmo. Una fue la del exvicepresidente del Gobierno con el PP, Rodrigo Rato, mientras era introducido en el automóvil de la policía que lo llevó a presencia del juez tras un registro en su domicilio como supuesto autor de varios delitos. Ahí pudimos ver cómo uno de los agentes que intervino en la detención lo coge por la nuca para hacerle agachar la cabeza. Una mayoría de observadores de la escena la interpretó como una alegoría de la pérdida de poder: "Torres más altas cayeron", sentencia el viejo refrán. Luego de la conmoción que la escena produjo en la opinión pública pudimos leer miles de palabras sobre el suceso.

Desde la derecha se llegó a argumentar que todo era una maniobra policial para humillar a Rato y hacerlo aparecer ante la ciudadanía como un delincuente antes de que la Justicia decidiera. Desde la izquierda, en cambio, se interpretó como un protocolo habitual en toda clase de detenciones y un ejemplo de que los delincuentes de cuello blanco no tienen por qué tener trato de favor. Ni siquiera con aquel que fue en el pasado Vicepresidente del Gobierno con el PP de Aznar, gerente del Fondo Monetario Internacional, presidente de Bankia y calificado por medios afines como el "mejor ministro de Hacienda de toda la historia de España".

Nadie podía imaginar que un personaje que había ejercido tan importantes responsabilidades pudiera haber caído en la tentación de apropiarse del dinero ajeno en unas cantidades que eran calderilla comparadas con las que llegó a manejar. Ocurre no pocas veces que aquellos que son ricos desde la cuna tienden a creer que todo les está permitido y que pueden comer de la fruta del árbol del bien y del mal hasta hartarse sin que la ingesta les provoque algún empacho que no pueda aliviarse con una cucharada de bicarbonato. No obstante, Rodrigo Rato también podría haber estado prevenido sobre esa peligrosa tendencia ya que su padre, Ramón Rato Rodríguez Sampedro, jurista, banquero y fundador de una cadena de radio, fue condenado en 1967 a tres años de prisión por haber evadido capital a Suiza. La quiebra del banco de Siero fue uno de los escándalos financieros más notorios de la dictadura aunque muchos quieren buscar su causa en la iniciativa del banquero Rato de ejecutar un crédito a un hermano de Franco.

Un atrevimiento intolerable para la época. La otra imagen que nos llega es la de Rodrigo Rato entrando en la cárcel de Soto del Real para cumplir la pena de cuatro años y medio que le impuso el Supremo. A las puertas de la prisión, y vistiendo ropa cómoda, hizo una declaración a los periodistas que lo rodeaban pidiendo "perdón a la sociedad". Una fórmula de contrición que puso de moda el Rey Juan Carlos para hacerse perdonar sus escarceos amorosos y sus cacerías de elefantes en África. El perdón de la sociedad le llegará al cumplir la pena impuesta.

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