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Juan José Millas

Es lo que hay

Para ser un buen analista político conviene disponer de una información privilegiada, lo que en un mundo global resulta quimérico. No es posible conocer todas las variables de las que depende la existencia de los pueblos. La política ha derivado hacia un sistema complejo, como el tiempo atmosférico. Hoy, a las ocho de la mañana, he consultado una página de internet de gran prestigio donde se aseguraba que llovería a las diez en la localidad en la que me encuentro. Son ya las trece y no solo no ha caído una gota, sino que luce un sol espléndido (del Sol, que cuando colapse nos engullirá sin piedad, siempre decimos que es espléndido). Algo ocurrió para que le previsión no se cumpliera, quizá algo mínimo en el interior de una estructura complicada. El concepto de estructura alude a un conjunto de elementos interdependientes. Basta que uno de esos elementos se mueva un poco para alterar la totalidad. Significa que el tiempo atmosférico, como la vida, penden de un hilo.

Todo pende de un hilo en un mundo donde los límites entre la realidad y la ficción se han confundido de tal modo que el euro, por poner un ejemplo, es en gran medida el resultado de un delirio. Esto no lo digo yo, que no tengo ni idea, sino los expertos a los que leo en busca de un conocimiento de la realidad que cada vez se aleja más de mí. Y quien dice el euro dice el dólar. El dólar, aseguran, funciona porque nos hemos puesto de acuerdo en que funcione. Pero ese acuerdo está montado sobre unos mimbres tan delicados que cualquier día vamos a comprar un barril de petróleo con la moneda de referencia y nos dicen que ya no vale, que lo tenemos que pagar en especies.

Los únicos análisis que realmente funcionan son los locales, y no siempre. Entiendo por análisis local un artículo, pongamos por caso, sobre el 80 cumpleaños de doña Sofía, que cae bien por defecto, es decir, porque el resto de la familia permanece en entredicho. Tal es al menos lo que me ha parecido deducir de las lecturas de estos días. El hecho de que la reina emérita disfrute de buena prensa entre los españoles resulta curioso, aunque no nos ayuda a comprender los sucesos de la vida que nos hacen desgraciados o felices. Pero es lo que hay, qué le vamos a hacer.

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