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Antonio Sempere

El teleadicto

Antonio Sempere

Qué triste

Atención obras, el único programa de todas nuestras televisiones dedicado a las artes escénicas, inició hace un mes su quinta temporada. El formato se ha reducido a la mitad. Media hora escasa en la que Cayetana Guillén Cuervo charla cara a cara con uno de nuestros creadores. Son encuentros deliciosos. Los últimos, con Silvia Munt y Ángel Ruiz, tan dulces como bombones rellenos de turrón. Al final del programa hay tiempo para que Sara Núñez de Arenas recomiende una serie de citas culturales en la agenda. Pese a todo Atención obras, como espacio delicatesen que es, pertenece al selecto club de programas que no alcanzan el 1% de audiencia, situándose muy por debajo de la media de la cadena, que en el mes de octubre se situó en un 2?7%. Pues bien, el pasado 1 de noviembre el equipo decidió descansar y la que debía ser quinta entrega del programa no se emitió. En su lugar los programadores decidieron rellenar el hueco con un episodio de Turismo rural en Europa. Un documental repetido hasta la saciedad que podía haber sido intercambiable con otros tantos. Pero que triplicó con holgura la audiencia de Atención obras. El dato es triste. Muy triste. A los programadores de La 2 les bastaría con sustituir Pagina 2, Metrópolis o el contenido cultural más sofisticado por el primer documental comprado a peso y las cifras de audiencia se triplicarían.Pero ese no es el juego. Y debemos recordarlo a cada rato si no queremos perder el norte. La 2 tiene que tener claro si quiere ser un referente cultural, olvidándose para ello de la cuota de pantalla, o mantenerse como una cadena generalista devaluada. Emitir hoy lunes entre el exquisito Metrópolis dedicado a Manu Arregui y la última película de Yoji Yamada una repetición del rancio Cómo nos reímos es una broma pesada. Un disparate que denota falta de criterio. Triste, tristísimo todo.

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