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Opinión

Florentino: Ni justicia, ni poesía

La caída en desgracia de Julen Lopetegui, Florentino Pérez y el Real Madrid es vista por un amplio número de aficionados al fútbol y al ruido en general como un acto de justicia poética en desagravio por el desaguisado con el fichaje por el club blanco del entrenador vasco cuando era seleccionador nacional a dos días del debut de España en el Mundial de Rusia.

Pero no; no hay justicia, ni poesía en este descenso a los infiernos en apenas cuatro meses de Lopetegui, despachado de mala manera del Madrid con un infame comunicado que le señala como culpable del desastre para intentar exculpar al presidente en su nefasta política de planificación deportiva de la temporada.

No se conocen precedentes en el fútbol serio de un club que despida a su entrenador de tan mala manera. Cuando ya estaba más que sentenciado, por la mañana le obligaron a acudir al entrenamiento en Valdebebas con los que ya eran, de facto, sus exjugadores. Y horas más tarde, con nocturnidad, le responsabilizaron del pésimo inicio de campaña con un párrafo que pasa a los anales de la desconsideración humana y la injusticia deportiva: «La Junta Directiva entiende que existe una gran desproporción entre la calidad de la plantilla, que cuenta con ocho jugadores nominados al próximo Balón de Oro, algo sin precedentes en la historia del club, y los resultados obtenidos hasta la fecha».

Nada dice el comunicado de la marcha de Cristiano Ronaldo (50 goles por año), ni de su relevo por Mariano Díaz; ni de la crónica incapacidad de Benzema o Bale para asumir el liderazgo del equipo; ni de que Nacho sea el recambio de Marcelo en el lateral izquierdo; ni de que Sergio Ramos y Varane estén hechos unos zorros y no se vislumbren sustitutos; y otro tanto cabe decir de Modric o Kroos... Ni una línea.

Después de recibir el «no» de los banquillos más prestigiosos de media Europa, la negociación con el italiano Conte se ha atascado con el zasca de Ramos -«el respeto se gana; no se impone»- y Florentino prueba suerte con Solari a ver si se repite el milagro de Zidane. Tenido por culto e ilustrado, el técnico argentino interino se acogió ayer al argumento testicular para asegurar que sólo piensa en «ir a Melilla y jugar con dos cojones». Lo dicho: nada de justicia y menos de poesía. Apenas realismo sucio.

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