Los cambios de la nueva línea ferroviaria de cercanías que desde el pasado lunes se han producido en el Vinalopó han restituido una deuda que el ferrocarril tenía con todo el valle desde hace muchos años. Hace ya casi 10 años, publiqué en este mismo diario un artículo titulado Perdemos el tren, en el que me lamentaba de los cambios que se habían producido tras la incorporación del tren Arco y del Euromed. Se dejaba el corredor del Vinalopó prácticamente sin servicio ferroviario efectivo, reducido a algún regional y a los trenes Talgo y con unos precios elevados. Aquella decisión eliminó la interconexión ferroviaria, económica y eficaz, a un conjunto importante de poblaciones, además de la Universidad de Alicante y la capital provincial. La apuesta de movilidad se había decantado por el vehículo privado o por el autobús, también del sector privado que, a partir de entonces, disponían de un público cautivo sin otra posibilidad de desplazamiento.

Afortunadamente, a partir del lunes 22 de octubre, las cosas han cambiado. La persistencia y el trabajo de los equipos de gobierno de los ayuntamientos implicados y las quejas de algunos ciudadanos han conseguido que se reestablezca un servicio de cercanías en el eje del Vinalopó. Esta nueva línea es una apuesta por reconducir las relaciones a distintas escalas. Relaciones entre municipios del eje, y entre estos y la ciudad de Alicante. No solo es un tren para ir a Alicante, sino para articular los municipios del Vinalopó entre los que se producen muchas relaciones cotidianas. Así hay que entenderlo puesto que dentro de una estructura lineal, las relaciones no solo se producen entre los extremos sino entre todos los elementos que se articulan. Los flujos previstos, los horarios anunciados y los precios prometidos configuran unas condiciones de servicio atractivas y que habrá que aprovechar y, si es necesario, ajustar. En estos momentos aparcar en Alicante es complicado y obliga a recurrir en la mayoría de casos a los aparcamientos de pago. Si al coste de combustible y desgaste del vehículo particular le añadimos las horas de aparcamiento el balance es muy ventajoso para el tren. Conseguir llegar al centro de la ciudad de Alicante de forma directa, fluida y económica, con conexiones a través del tranvía con toda la costa norte de la ciudad, es una oferta de movilidad muy importante y que tendrá una repercusión territorial relevante.

La nueva línea ferroviaria implicará cambios que pasarán por reducir el movimiento de vehículos en la autovía, lo que supone ventajas de circulación urbana e interurbana, mejoras medioambientales y un mayor acceso social a los desplazamientos interurbanos. En los países más avanzados la apuesta por la movilidad está basándose en la colectivización de los transportes, en el abandono o penalización del vehículo con pasajero único, entre otras medidas. Para ello, se incrementan los servicios públicos colectivos a través de trenes, tranvías y buses, y se apuesta por la sustitución de vehículos privados con trayectos individuales mediante sistemas de movilidad compartida. Además de los sistemas en los que particulares se ponen de acuerdo para compartir viajes, tipo Blablacar, también se están desarrollando en toda Europa y en España, empresas con sistemas como el Car-Sharing, ya asociados a nivel nacional, en el que los vehículos se alquilan por minutos, accediendo de forma inmediata con una tarjeta inteligente e incluyendo el precio de gasolina y seguros, cuya oferta es muy amplia.

Sin duda alguna, la apuesta por esta nueva línea de cercanías se sitúa entre esas acciones y es una excelente noticia. Ahora bien, hay que ser conscientes de que solo el uso de la línea y su articulación con la movilidad urbana harán viable a largo plazo la infraestructura. La movilidad hay que contemplarla desde el punto de origen, donde uno comienza su viaje, hasta el punto de destino. Por tanto, articular las distintas partes de las ciudades con los nodos de las estaciones, facilitar los accesos a estas mediante transportes colectivos o posibilidades de estacionamiento gratuito o a bajo coste, entre otras acciones, son claves para que se apueste por el uso. La estrategia iniciada es la adecuada y por ella ciudadanos y políticos han de apostar, ambos deben continuar con la labor, hacer realidad que esa nueva línea ferroviaria se utilice como el articulador del eje del Vinalopó que siempre debería haber sido.