El miércoles nos enteramos por la oposición que toda la maquinaria burocrática y técnica necesaria para poner en marcha obras por valor de 15 millones de euros para diez colegios de Elche se retrasaba hasta 2019 por la alta carga de trabajo de los técnicos municipales. Ya sé que a la concejala de Educación, Patricia Macià, no le gustará que se utilice la palabra retrasar, atrasar, demorar o posponer, pero de otro modo no se explica este asunto que afea no solo su gestión sino la de todo el tripartito (PSOE, Compromís y Partido de Elche), porque todos, se supone, la apoyarán en la votación que el lunes va a pleno, a propuesta de la edil, para que el Consell autorice que los plazos comiencen a correr en 2019 y no en 2018. Y todo ello con la justificación de que prevén, dice la moción, que no será posible cumplir las anualidades inicialmente previstas y aprobadas. Esta semana publicamos que de los Fondos Edusi (15 millones de euros), que la UE graciosamente nos concedió hace ya año y medio, sólo se han recibido 400.000 euros cuando el Ayuntamiento había previsto en presupuestos este 2018 inversiones por dos millones de euros.
Me consta que el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez, a quien apenas se le ve en actos públicos ni acude puntual a las juntas de gobierno, lleva meses quejándose de la falta de técnicos para sacar todo el trabajo y, por lo que se ve ahora, clama en un desierto. Y no sé si de ahí viene esa apatía que demuestra el jefe de un departamento que tendría que ser el motor del Ayuntamiento o si todo lo que está sucediendo está orquestado desde el más allá para que en los últimos meses este equipo de gobierno no pueda huir de ese sambenito que ya se repite como un mantra por Elche después de tres años de gestión municipal: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el tripartito apruebe alguno de los proyecto previstos, anunciados y prometidos.
