«El Gobierno delega en un instituto de Elche el futuro de la formación profesional en el sector del calzado».

Diario Información días 11 y 12 octubre 2018 pág. 5.

Es un buen momento para potenciar y poner en valor el trabajo de las aparadoras en casa y la de los cortadores/as anónimas/os que están en pequeños talleres, lo que supone reconocer sus derechos de alta en la Seguridad Social y a las diferentes prestaciones, sea médica, de desempleo o de jubilación al final de la vida laboral.

Y lo importante de estos derechos es que lo hemos conseguido los trabajadores junto a los sindicatos, Comisiones Obreras entre ellos, en la negociación de los convenios colectivos con los empresarios, acuerdos que están firmados y publicados.

Claro que hay que potenciar la formación. Es el momento. Lo venimos exigiendo los sindicatos, en particular CC OO, recuperando a esas profesoras que son las madres y padres que han trasladado sus saberes de aparar y cortar a sus hijas e hijos. Y los sindicatos cumplimos con llevar el valor del trabajo a los convenios colectivos firmados con las asociaciones empresariales, pero la cuestión es que un gran número de empresas NO lo han hecho, ahogando al sector con la competencia desleal con la economía sumergida. Empresas que copian todo el producto desprestigiando a las que invierten en diseño, moda, calidad, etc.

La formación es la práctica diaria y la experiencia adquirida en el puesto de trabajo, previo a una formación adquirida también en el centro de formación, pero esa formación siempre será teórica. De ahí que esta formación tiene que ser el conocimiento de los instrumentos, herramientas y materiales que, tiempo después, se van a utilizar en el centro de trabajo, de ahí que el centro de trabajo es la mejor universidad para adquirir conocimientos y prácticas, así como el nivel de productividad y objetivos que se marque en la empresa.

Es un hecho que debemos hacer el concienciar a la población de que el sector del calzado tiene futuro y en Elche es el que mueve la mayor parte de la economía y de los puestos de trabajo. De ahí que debemos volver y meter en las empresas el cortado, aparado y mecánica-montado, poniendo en valor el convenio colectivo, la valoración de puestos de trabajo y la incentivación de la productividad. Estos acuerdos son rubricados año tras año y firmados entre asociaciones empresariales y sindicatos.

Por todo ello respetemos el trabajo que hoy día se realiza a domicilio (cortado y aparado) y también respeto por el contrato de buenas prácticas, así como la responsabilidad social empresarial allí donde las empresas que subcontratan estén cumpliendo las reglas de juego para no hundir al sector y no ser imagen de la economía sumergida. De esta forma evitaremos una competencia desleal entre las propias empresas y marcas que le están dando el prestigio, calidad e imagen.

Por lo tanto, formación también dentro de las empresas, dar de alta al cortado y aparado, al mismo tiempo formación teórico-práctica en las escuelas especializada y, por último, formación práctica en las empresas a pie de máquina y medios de producción, que es donde mejor se aprende.

No viene mal recordar que el mejor profesor del cortado era el padre y el amigo y la mejor profesora del aparado era la madre (y con mucho orgullo). Basta con que lo pregunten en los colegios e institutos cuando antaño se daba mucho absentismo escolar de los hijos/as en temporadas altas del calzado, donde estos estaban ayudando y aprendiendo a cortar y aparar para acabar las partidas que corrían prisas.

Querer ser competitivo con bajos salarios y con el costo de mano de obra es chavacanero e ilegal, además de no tener en cuenta a la persona, que es la fundamental en el proceso productivo y, además, la mayor consumidora.