El machismo sigue asesinando. Recientemente en Aranjuez un hombre agredió a su esposa apuñalándola, y no la asesinó porque el hijo de ambos, 19 años de edad, estudiante de periodismo, se interpuso defendiendo a su madre, recibiendo tres puñaladas; en estado grave, pero estable, está ingresado en el Doce de Octubre. Hace cinco años una sanitaria del Hospital del Tajo fue asesinada por su marido. No es la primera vez, ni lamentablemente la última, que el machismo demuestra su verdadera naturaleza.

En ambos casos se trata de personas que trabajan para el Estado pero su profesión o edad, da igual. No hay un perfil determinado. La experiencia indica que, algunos hombres, en determinadas circunstancias, se pueden convertir en un maltratador, en un asesino. El patriarcado incluye esta manera de concebir la vida, desde antes que bajáramos de los árboles (¿fue un error?). El patriarcado considera que las mujeres y los menores son propiedad de los varones. Aquello de que la maté porque era mía no hace mucho tiempo podía ser titular en los medios de comunicación.

ETA en cincuenta años asesinó a una 900 personas y el Estado hizo grandes esfuerzos para poner fin a semejante horror. Según los datos que se manejan estadísticamente desde 2013 han sido asesinadas en España 962 mujeres y 27 menores. Resumiendo: hay mucho que hacer todavía. Muchos Ayuntamientos están atendiendo a víctimas, mujeres y menores, agredidas por el machismo. Algo parecido sucede con la pobreza, con la exclusión social. En ambos casos son invisibles, aunque el tabú se ha roto. Cada vez más mujeres han dicho basta y pasan a la acción y en el mundo feminista se habla de realizar una huelga general el próximo Día de la Mujer, el 8 de marzo.

Preocupante que haya jueces que ante un caso de violencia lo califican de «bajo riesgo» y se produce un crimen. Las órdenes de alejamiento: la experiencia indica su ineficacia, una medida muy insuficiente. Y el pacto en defensa de las mujeres exige el presupuesto justo.

El machismo se alimenta de la desigualdad. Una pieza clave es la educación pero hace falta más que eso. Educar a las niñas y niños en la igualdad es fundamental y es necesario además construir una cultura de la igualdad, aislando a los violentos, censurándolos, que no se sientan cómodos, que perciban el rechazo, el enfado social.

016: tanto mujeres como hombres tenemos la oportunidad de denunciar el maltrato y borrar, especialmente las mujeres, borrar la llamada. El enemigo nunca duerme.