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Pérdidas de orina

Cómo prevenir una dolencia que afecta a cuatro de cada diez mujeres

¿Estaban al corriente de que la salud de la mujer es más fuerte que la del hombre? ¿Y saben por qué? Pues, sencillamente, porque su naturaleza es más resistente a las dolencias mortales, debido a la protección de las hormonas sexuales. Ahora bien, ya se sabe que la perfección no existe en este planeta y, como contrapartida, las mujeres sufren mayor número de trastornos menores que, aunque no causan la muerte, alteran su calidad de vida. Uno de ellos es la incontinencia urinaria, muy frecuente ya que afecta a 4 de cada 10 mujeres y que se caracteriza por la pérdida involuntaria de una cierta cantidad de orina ante esfuerzos tales como toser, bailar, reír, estornudar, saltar o simplemente caminar. ¿Y por qué se produce? Pues, sencillamente, por un debilitamiento del conjunto de músculos que constituyen el suelo pélvico, o sea, el arco protector de apoyo para la vejiga, uretra y útero.

Por si fuera poco, esta debilidad muscular va empeorando si no se actúa sobre ella y, en ocasiones, interfiere con la actividad sexual, provocando disminución de la sensibilidad, de la intensidad de los orgasmos y sensación dolorosa durante el coito, lo que termina afectando directa o indirectamente a su pareja. Ahora bien, afortunadamente, todos estos contratiempos, derivados de la falta de tono muscular pélvico, se pueden prevenir y tratar, trabajando estos músculos con el fin de fortalecerlos, mediante ejercicios específicos, con diferentes ritmos o pautas y en diversas posturas.

Uno de ellos consiste en la interrupción, sobre todo matutina, y durante unos segundos, del chorro de orina para reanudarlo después y de nuevo volverlo a interrumpir. De esta manera, la mujer reconoce los músculos que debe contraer, lo que le va a permitir realizar este ejercicio a lo largo del día, independientemente del acto de la micción. También es útil otro que consiste en agacharse hasta el suelo, sin tocarlo, y levantarse repetidas veces, flexionando las piernas y manteniéndolas un poco separadas entre sí. En fin, que son muchas las medidas higiénicas que la mujer puede llevar a cabo para prevenir estos molestos contratiempos.

Porque aparte de un sinfín de ejercicios -que podría poner en práctica desde la juventud y con cierta regularidad, con lo cual evitaría tratamientos farmacológicos e intervenciones quirúrgicas- es muy importante que evite ciertos hábitos cotidianos muy perjudiciales, como son el retener mucho tiempo la orina, el estreñimiento y vestir fajas o prendas muy ajustadas.

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