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Luis M. Alonso

La saludable y esperanzadora dieta digital de Mounir Mahjoubi

El secretario francés para las Nuevas Tecnologías se desengancha de las redes sociales y toma medidas contra el odio en internet

Mounir Mahjoubi, consejero personal de Macron y secretario para las nuevas tecnologías, provocó un escándalo al publicar un mensaje en el que aconsejaba a todos desinstalar las aplicaciones de Twitter y Facebook del teléfono para pasar un verano "feliz". Él mismo se propuso desde un principio vivir la vida de la manera más transparente y mejor posible cuando sentó un precedente en la historia de la política francesa presentando a su novio, Mickaël Jozefowicz, en la revista "Paris Match". Por lo general hay que esperar buenas cosas de los tipos que no se esconden.

Mahjoubi siguió erre que erre y al volver de vacaciones no dejó de prescindir de las redes sociales. Su objetivo primordial es luchar contra la "adicción a la pantalla" con una ley que requiera plataformas para calcular la longitud de la conexión diaria. Puso a Francia en la vanguardia de prohibir los teléfonos móviles en las escuelas y de aprobar una ley contra las noticias falsas. Hace tan sólo un par de semanas anunció medidas contra los que difunden el odio en internet.

De padres marroquíes, aprendió a programar computadoras cuando todavía estaba en la escuela secundaria. Fue militante del partido socialista antes de ser uno de los primeros en creer en la aventura macroniana. Macron permanece hiperconectado, pero ha impuesto a todos los miembros del gobierno que apaguen el teléfono celular durante los consejos de ministros.

Eliminar las aplicaciones de Twitter y Facebook del teléfono, no significa para Mahjoubi decir adiós a las redes sociales, sino hacer un mejor uso de ellas. De hecho continúa consultando sus perfiles desde el ordenador. "Sin más notificaciones y alertas en el teléfono móvil ha explicado me siento menos tentado de mirar la pantalla a cada momento". Las plataformas persiguen nuestra dependencia para alargar el tiempo de consulta y al mismo tiempo nos convierten en seres narcotizados por la banalidad informativa. ¿Calará el mensaje del secretario francés de las tecnologías? Es posible que no. Pero que alguien como él lo intente ya supone una buena noticia para cualquier conciencia sensata.

El gobierno francés anunció, coincidiendo con los primeros movimientos de Mahjoubi, su intención de aprobar una ley contra el odio, similar a la que ya existe en Alemania. Se pedirá a las plataformas que eliminen el contenido racista, antisemita y homofóbico que fomente la discriminación en un plazo de 24 horas. Para las plataformas no conformes, se prevén multas de 37,5 millones 7,5 millones para los ciudadanos. El secretario digital expuso que hubiera sido mejor actuar conforme a un acuerdo europeo que no ha sido posible.

La lista de arrepentidos de las redes sociales es larga. Mahjoubi no es el único. El líder de La France Insoumise, Jean-Luc Mélenchon, hasta ahora muy activo en internet, también se ha apuntado a la dieta digital. La violencia en la red no cesa. Mahjoubi, precisamente, es una víctima del odio homofóbico desde el momento en que compareció junto a su novio en las páginas de "Paris Match". Sobre este particular hizo un comentario tan gracioso como ilustrativo: "Si Twitter fuera un autobús, subirías e inmediatamente encontrarías a un pasajero que dice: ´¡Vaya mierda, huye!´. Un tercero te enviaría a tu país de origen. Alguien caminaría sobre tus propios pies, otro te empujaría".

La redes sociales no ofrecen lo que se dice un espectáculo edificante. Incluso estar pendientes de su eco resulta a veces tormentoso para quienes no nos hemos subido jamás al autobús aun arriesgándonos a perder algo. ¿De verdad nos lo estamos perdiendo?

Esta es una de esas cosas que exige estar de un lado o de otro. Bien por Mahjoubi.

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