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Mariola Sabuco

Una temeridad

La relación que se establece entre un paciente de cáncer y su oncólogo es algo que va más allá de la genérica entre un enfermo y un médico, porque es la vida lo que está en juego. Por ello resulta incomprensible el recorte de especialistas que la Conselleria de Sanidad aplica con saña en Oncología del Hospital de Sant Joan, probablemente el servicio más laureado de la Comunidad Valenciana, hasta ahora. Nadie discute que en el Hospital de La Vila debe haber cuatro oncólogos para atender a los enfermos. Del mismo modo que tampoco admite discusión que dejar solo cinco oncólogos para una población de 218.000 habitantes es una temeridad. El problema se resolvería contratando más especialistas en Sant Joan, pero Sanidad ya ha dicho que no. Iba a contratar uno, pero se ha arrepentido y ahora aplicará el parche de que pase consulta, cuando pueda, la jefa de servicio. Con más de 16.000 firmas ya en contra, la consellera Ana Barceló (abogada de Sax) no ha venido a dar la cara a su provincia. Tampoco el secretario autonómico Narcís Vázquez (especialista en Medicina Interna, de Elche). Han mandado de apagafuegos a un subdirector general, al de Planificación, Faustino Álvarez, exgerente del Hospital de Requena, en Valencia, que ha dicho lo que se esperaba: todo es mejorable, pero no depende de él. Cuando se mezcla la política y la salud hay que acudir siempre a Hipócrates: «La vida es breve; el arte, duradero; la ocasión, fugaz; la experiencia confusa; el juicio, difícil».

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