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Fernando Ramón

Opinión

Fernando Ramón

Sentir la discriminación

Los atisbos de discriminación suelen resultar una constante en esta Comunidad. De un tiempo a esta parte no hay dirigente autonómico que se precie que no refuerce sus discursos en esta provincia con plausibles palabras para combatir ese sentimiento negativo que impera en las comarcas del Sur. Ejemplos los hay por doquier y por mucho que se intenten neutralizar han calado tanto en nuestra piel que no hay cómo revertir una situación que se reitera en diferentes ámbitos y con diversas materias. Las cifras de las ayudas del Consell a los proyectos de investigación de las universidades resultan elocuentes y muy sorprendentes, por no calificarlas con otros epítetos que puedan sonar demasiado gruesos. Que la Universidad de Alicante reciba únicamente 800.000 euros por tres proyectos cuando han sido ocho los presentados o que la UMH logre dos millones, con tres propuestas aceptadas de las cinco presentadas, con centros investigadores de referencia internacional como el Instituto de Neurociencias, el de Biología Molecular o el de Bioingeniería, resulta sintomático. Algo falla cuando han quedado descartados planteamientos significativos que en palabras del vicerrector de la UMH «merecen un tratamiento mejor». No creo que el responsable académico enarbole banderas políticas para reivindicarlo. Intuyo también que habrá mil y una justificaciones para argumentar el porqué se aceptan unos proyectos y otros no, pero, qué quieren que les diga, después de tantos y tantos años con esa lluvia fina que cae sobre nosotros que la Universidad de València obtenga ayudas para 17 de los 19 proyectos presentados o la Politécnica para 18 de los 24 resulta, cuanto menos, sintomático. Pero este sentimiento de discriminación se transforma en humillación cuando, además, para contrarrestarlo nos tachan de provincianos.

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