Próceres, políticos y tribunos de Elda, vuestro pueblo clama contra el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Os recordamos que todos los que os presentasteis a las elecciones, prometisteis acometer rebajas sustanciales. Finalizando una legislatura aciaga para nuestros bolsillos, los ciudadanos no dejamos de observar cómo los recibos de la inmensa mayoría continúan subiendo de manera imparable. En los mejores casos tan sólo se ha frenado el incremento.

Salvo alguna excepción que confirma la regla, como todos los grupos políticos percibís un sueldo público del Ayuntamiento, ni desde el gobierno, ni desde la oposición, existe uno que os toméis en serio este problema tributario que hace del otoño una verdadera pesadilla para las familias.

Las insignificantes modificaciones del tipo impositivo de los últimos años, no han servido para paliar los efectos de la revisión catastral que entró en vigor en 2013 y que extenderá sus efectos, de manera prorrateada, hasta el año 2023. Por tanto, la bajada del IBI se ha convertido en una llamativa promesa electoral incumplida por parte de toda la corporación en su conjunto, con su alcalde Rubén Alfaro a la cabeza.

Los valores catastrales se aprobaron en la ponencia realizada en el año 2012, cuando el precio del suelo se encontraba en su punto más alto a consecuencia de la burbuja inmobiliaria. Esta ponencia, sustituta de la anterior de 1986, afectó tanto a los bienes inmuebles de naturaleza urbana, como aquellos de naturaleza rústica, acarreando una subida desmesurada.

A consecuencia de esta injusta política fiscal, alrededor de 3.500 personas han apoyado la campaña de «Elda por un IBI Justo» solicitando una revisión del IBI. Sin embargo, tras registrarse las firmas, hemos recibido la callada por respuesta por parte de un Ayuntamiento que ni es participativo, ni es transparente. El Síndic de Greuges ha puesto en la picota al alcalde por su manifiesta actitud obstruccionista.

Las ordenanzas fiscales de 2018 contemplan los siguientes valores: bienes inmuebles urbanos, 1,0752 puntos; y bienes inmuebles rústicos, 1,01 puntos. Ambos están al límite, e incluso excediendo, el tope legal permitido por la Ley de Haciendas Locales.

Elda sigue siendo una de las ciudades de España con el IBI más alto, una situación que no compensáis con mejores servicios. Lejos de esto, la recaudación la dedicáis a alimentar empresas públicas como Emudesa que no sirven para nada, concejales con dedicación exclusiva pero sin delegación alguna y cargos de confianza a los que nadie ha votado, pero que ponéis a dedo con nuestros tributos.

En la calle aún no nos hemos recuperado de la crisis y sufrimos un alto paro; sin embargo, en el Ayuntamiento de Elda vivís a espaldas de la realidad de todos nosotros, olvidando que una rebaja del IBI supondría grandes beneficios para las familias.

Por todo ello, escuchadnos de una puñetera vez: el IBI debe situarse en niveles similares a los de las ciudades de nuestra categoría, además de incluir bonificaciones ya no sólo para las familias numerosas o residentes en Viviendas de Protección Oficial (VPO); sino también para aquellas que tengan algún parado, discapacitado, jubilado, pensionista o que sufra dificultades para llegar a fin de mes.

Os exigimos que rebajéis la carga fiscal de manera progresiva, reduciendo el tipo impositivo hasta situarlo en el 0,70, un índice en la media provincial e incluso por encima de la capital, con tal de no provocar la infrafinanciación del Ayuntamiento. Elda es una de las ciudades de España con el suelo más barato. Por tanto, moveros y pedir al catastro una revisión de la ponencia del año 2012 para adecuar los valores a la nueva situación del mercado. Nos despedimos con esta frase de Lao Tse: «El pueblo pasa hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan».