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Perdido el humor, perdida la razón

Personalmente considero lícitas las bromas, humor grueso incluido, no sólo sobre la Iglesia o el Papa, sino sobre el mismo Dios. Además creo que, si existiera, no le importaría, pues en esa hipótesis él mismo sería un gran bromista, y nosotros, víctimas de sus permanentes bromas pesadas, que sólo se compensarían con algunas gracias de la vida. Convertir a Dios en un señor muy serio sí que es una broma pesada que desde Pablo de Tarso (no Cristo) le gasta al propio Dios esa tribu dominante en la Iglesia formada en su mayoría por varones célibes cabreados. Dicho esto, creo que el señor Willy Toledo ha perdido por completo los papeles al perder el humor. Tenía gracia lo de la procesión de la gran vagina, o cosas así, pero cagarse en Dios con gesto airado por puro afán de ofender al creyente no tiene ninguna. El apostolado del no creyente con el creyente, para sanear su fe, es la risoterapia.

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