De nuevo se abre en la provincia el debate sobre la idoneidad de regular o no la vestimenta del alumnado. En este caso no tiene que ver con prendas vinculadas a determinada religión, pero sí es de nuevo en la Vega Baja y con los mismos protagonistas: los shorts. Si hace tan solo tres meses fue un profesor del IES Vega Baja de Callosa de Segura quien prohibió a una alumna entrar en clase al considerar que llevaba un pantalón demasiado corto, la polémica se reavivó el pasado viernes cuando la dirección del IES Torrevigía de Torrevieja negó la entrada a las aulas a varias alumnas por llevar pantalones que, al parecer, según su normativa, también eran demasiado cortos. Pero, ¿quién determina cuándo un pantalón es demasiado corto? Es lo que se preguntan los padres de las afectadas, que piden que se revise un reglamento que dice que no se permitirá «el uso de bañadores, la exhibición de ropa interior, camisetas con mensajes de carácter sexual, racistas u otro tipo de frases que puedan dañar u ofender a miembros de la comunidad escolar, pantalones tipo short y camisetas de tirantes a los alumnos (chicos)». Ayer, una veintena de alumnas se rebeló contra la prohibición y acudió a clase en pantalón corto mientras varios alumnos hicieron lo mismo en solidaridad con sus compañeras. Ellos pudieron entrar a clase pero ellas no. Educación esgrimirá de nuevo su apuesta por la libertad y el respeto para quitarse de en medio dejando en manos de los centros la regulación, incluso si, como parece evidente en este caso, es a todas luces sexista. ¿Y el derecho a la educación? Una pierna tiene que ser una pierna tanto si la enseña un chico como una chica, igual que un hombro o cualquier otra parte del cuerpo, y el calor aprieta para todos por igual. Habrá quien diga que claro, esto hace unos años no pasaba. Y tiene razón, hace un calor ahora en septiembre... ¿La culpa? Está claro, otra vez del cambio climático.
