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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Perro flaco

Soy uno de los usuarios sufridores de la línea del tren de Cercanías Alicante-Elche (seiscientos mil habitantes entre ambas ciudades). La de la vía única que obliga que los trenes tengan que detenerse para dejar pasar a los que vienen en dirección contraria. La no electrificada. La de los automotores, más conocidos como camellos, últimos de su generación en activo en toda la península. La del retranqueo en la estación de San Gabriel, donde en ocasiones hay que esperar hasta quince minutos (casi tanto tiempo como el que dura el trayecto). La línea de Cercanías que pasa a 500 metros del aeropuerto de El Altet pero no nos conecta con él.

En fin, como a perro flaco todo son pulgas el mes de septiembre nos ha sorprendido con la aparición de grietas en el túnel de acceso al andén 2 de la estación de Elche Parque, por lo que como primera medida se inutilizaron los ascensores y los accesos a dicho andén. Ahora llegamos al edificio principal, y desde allí nos informan si nuestro tren pasará por el andén 1 o por el andén 2, al que accedemos desde las salidas de emergencia, tras cruzar en superficie los cuatro carriles de la avenida de Vicente Quiles.

Las consecuencias de este imprevisto que no sabemos cuándo se resolverá se acusan desde el primer día por los retrasos, frecuentísimos en una única vía saturada de circulación, que tiene que soportar más de sesenta trenes diarios en ambas direcciones.

Lo peor es que no hay ningún indicio de que la infraestructura vaya a mejorar en la próxima década. Los usuarios, resignados, no nos quejamos. Hace tiempo que interiorizamos el subdesarrollo. Y esperamos en tropel las indicaciones que se nos indican por megafonía. Anestesiados y prestos a seguir por televisión el show diario de nuestros políticos. Tan entretenido.

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